3 cambios minimalistas que voy a hacer en mi día a día para encontrarme mejor
No es fácil parar y sumergirse durante dos días en una experiencia de bienestar consciente y holístico en la que el objetivo es aprender a vivir mejor practicando una filosofía minimalista. Pero es de gran ayuda. Y precisamente por eso, los retiros de bienestar están de moda, porque se convierten en una especie de escuela de buenos hábitos en los que, no solo se pisa el acelerador durante unos días en entornos naturales (y maravillosos) en los que resulta relativamente fácil desconectar. También se busca hacer un cambio de mentalidad y conseguir que al volver a la ciudad –donde es más difícil cuidarse de forma consciente– se pongan en práctica todas esas lecciones aprendidas. Precisamente ese es uno de los objetivos del área wellness del icónico Marbella Club Hotel, que este año celebra su 70 cumpleaños con un nuevo proyecto, Finca Ana María, pensado para crear innovadoras experiencias de bienestar vinculadas con la idea de volver a los orígenes y recuperar un estilo de vida tranquilo. Mi paso por él durante un fin de semana en el que pude disfrutar de pequeñas meditaciones frente al mar, clases de respiración y una sesión de movimiento consciente (poco convencional pero muy recomendable) liderada por los creadores de Sanctum, me ha servido para hacer ciertos aprendizajes holísticos asequibles para llevar a la práctica en el día a día.
#1. Respirar profundamente para no tener a mi sistema nervioso en alerta
“Cuando no respiramos bien tenemos en alerta a nuestro sistema nervioso”, explica Lisa de Narváez, creadora del método Blisspoint de respiración consciente. Por desgracia, tenemos bastante interiorizada la mala respiración con el consiguiente aumento de los niveles de estrés en nuestro organismo. Precisamente durante sus clases la experta insiste en cómo una buena respiración ayuda a que fluya la energía, a liberar tensiones y emociones e, incluso, a aliviar ciertos dolores. Y en ellas repite sin parar “belly, chest, release” para definir la secuencia de una correcta respiración en la que se inhala y exhala de forma profunda en una especie de movimiento ondulatorio que se origina en el abdomen y se expande al pecho. Nadie dijo que fuese fácil, pero intentar recordar esa secuencia y hacer respiraciones profundas y conscientes es uno de esos hábitos fáciles que quiero implementar.
#2. Meditar 10 minutos en un parque en contacto con la naturaleza
“La meditación es una de las mejores formas de cuidar la salud mental”, explica Chris Connors, creador de la aplicación de meditación OPO, al inicio de su sesión de 12 minutos mirando al mar en uno de los espacios (idílicos) del Marbella Club. “Científicamente conectar con la naturaleza tiene beneficios en la neuroplasticidad del cerebro”, añade. Es cierto que mi debut con la meditación ha sido en un entorno privilegiado. Pero, tal y como afirma el experto –que ha diseñado una aplicación pensada precisamente para las personas que vivimos en las grandes ciudades y encontramos siempre excusas para meditar– se puede llevar a cabo en un parque en cualquier momento del día. Lo importante es hacerlo conectando con la naturaleza (si es posible descalzándose). Basta con 10 minutos para parar y volver después al ritmo diario. Y aunque hasta ahora meditar no había entrado en mis planes, la idea de poder hacerlo en cualquier momento del día al aire libre, me resulta más fácil y asequible. Y más después de experimentar cómo esos minutos de atención plena en la respiración, en los sonidos y en el paisaje, es un chute de energía para el resto del día.
#3. Moverme de forma consciente
Hay muchas formas de hacer ejercicio. Y si hace relativamente poco tenía asumida la más popular (ir a gimnasio, sudar y sudar mucho porque creía que eso era indicativo de hacerlo bien), mi firme objetivo a partir de ahora es practicar deporte de una manera consciente (es decir, no solo teniendo en mente el objetivo de tonificar, sino, sobre todo, el de sentirme bien a todos los niveles) . Y más después de experimentar durante casi dos horas una sesión de Sanctum con sus creadores, los holandeses Luuk Melisse y Gabriel Olszewski. Tal y como ellos mismos dicen, no es un sesión de fitness tradicional, sino un método de trabajo de los tres cuerpos (físico, emocional y energético) que se lleva a cabo con una mezcla de movimientos inspirados en yoga kundalini, entrenamiento de alta intensidad y artes marciales; paseos conscientes, momentos de meditación y trabajo de respiración. Y todo ello con unos cascos con cancelación de ruido para sumergirse de lleno (y centrarse) en el mensaje empoderador de Luuk Melisse, líder de estas sesiones. Su voz te acompaña en todo momento para reforzar la motivación y, sobre todo, para potenciar el carácter consciente de la sesión en la que insiste, en varias ocasiones, en que “tú eres el cambio”. Y aunque volver a repetir una clase con ellos no será fácil –suelen organizarlas en Londres y Ámsterdam, donde llenan estadios– me he propuesto replicar su método en el día a día. ¿Cómo? Practicando más clases de yoga, pilates o body balance y convirtiendo el paseo al gimnasio en un momento para mí escuchando música o una pequeña sesión de meditación que me haga poner todo en perspectiva y hacer las cosas con intención (y no en modo piloto automático).