5 hábitos atómicos para estar un poco de vacaciones todo el año
Los inicios de curso siempre invitan a pensar a lo grande. Pero si lo analizas, todos esos propósitos gruesos suelen terminar (en la mayoría de las ocasiones) en un fracaso anunciado. Menos mal que James Clear, autor del bestseller Hábitos atómicos (Diana), inventó el concepto para adoctrinar sobre la importancia de los pequeños gestos para lograr grandes transformaciones. “Siendo un 1% mejor cada día lograrás ser 37 veces mejor en un año”, dice el afamado escritor. Y de eso va precisamente este artículo, pero con un trasfondo hedonista y placentero, porque lo que realmente pretendemos es que esos hábitos nos hagan más felices y nos hagan estar menos cansadas. Y más si tenemos en cuenta el poco tiempo que nos dedicamos a nosotras mismas. Lo dice la psicóloga María Jesús Reyes Álava en su libro Que nadie manipule tus emociones (La esfera de los libros): en sus consultas ha comprobado que “las mujeres difícilmente se dejan una hora al día para su uso personal, la mayoría apenas se reserva 30 minutos y muchas reconocen que a diario no se dejan nada, pues no les queda tiempo ni para respirar”. Y claro, las consecuencias de no tener unos minutos de gloria porque todo se resume en esfuerzo y obligaciones en el día se traduce, entre otras cosas, en desgaste y cansancio. Recopilamos 5 hábitos atómicos para sentir que estamos un poco de vacaciones todo el año.
#1. Activar las conexiones emocionales y sociales sin grandes planes
No hace falta tener un par de horas libres para quedar con alguien que quieres. Como explica la experta en hábitos Mel Robbins en su podcast, se trata de priorizar el hecho de pasar tiempo con amigos y personas que queremos agudizando el ingenio para encontrar maneras de estar conectados con ellos; no siempre tiene que ser con un gran plan, bastan cosas sencillas o simplemente un mensaje de wasap o una llamada rápida entre reunión y reunión de trabajo. Son cinco minutos que lo cambian todo. Además, tal y como comprobó el psiquiatra Robert Waldinger en un estudio que se llevó durante 84 años, la calidad de las relaciones sociales es el indicador más fuerte de felicidad y salud a lo largo de la vida: “Ni el dinero, ni el éxito, ni el estatus”, señala Robbins. Por tanto, priorizar con intención esa conexión con las personas que queremos, sea de la manera que sea, debería ser básico.
#2. Convertir lo ordinario en extraordinario
Es algo que repite con frecuencia la psiconutricionista Itziar Digón y que se resume en hacer grandes los pequeños detalles del día a día que pasamos por alto. Se trata de ser consciente de ellos. “Por ejemplo, se puede estar un poco de vacaciones en pleno invierno si cuando nos duchamos prestamos atención y disfrutamos, por ejemplo, del agua caliente cayendo. Son pequeños detalles que nos hacen felices”, me dijo en cierta ocasión la psicóloga Bárbara Tovar. Y la lista de esas cosas ordinarias que pueden ser extraordinarias puede ser infinita si te lo propones: el olor del café, un ratito de mimos a tu perro, diez minutos de lectura… De hecho, el libro La alegría de las pequeñas cosas (Círculo de Tiza) va precisamente de eso y da muchas ideas para aprender a reparar en esos detalles de la rutina que nos hacen felices, aunque a veces no sepamos verlo.