julia de arco se enfrenta con mucha ilusión y ganas, pero también con pies de plomo, a un área profesional que, de un tiempo a esta parte, responde a unos patrones muy marcados. La inmediatez y el consumo frenético han derivado en la cultura del single, el formato más explotado ahora mismo y que deja en un segundo plano a conceptos musicales más amplios como los álbumes. “Pienso que se pierde lo que viene siendo la esencia, me parece que la industria se parece más a jugar al Monopoly que a hacer música”, argumenta, a la par que critica otros aspectos como el papel que, en algunos casos, las artistas femeninas adoptan en el sector. “Me da la sensación de que si eres tía lo que tienes que hacer es cantar y tirar de tus raíces. Y yo no quiero ni cantar ni tirar de mis raíces, quiero hacer lo que quiera”, sentencia.
Cortesía
Sobre la reciente moda de viralizar canciones a través de redes sociales como TikTok, la sevillana se muestra muy clara y tajante: “TikTok es algo por lo que no voy a pasar, es mi línea roja. No he tenido TikTok en mi vida y no lo voy a tener. De hecho, estaba pensando en borrarme Instagram, pero no puedo”. ¿Por qué? “Necesito estar promocionando cosas. Tenemos como una especie de premisa de subir una historia al día. Me resulta tan antinatural, porque por ejemplo yo hasta los 16 años no tuve móvil y ahora lo tengo porque es necesario. Creo que todos los artistas estamos igual, pasamos más horas de las que nos gustaría en WhatsApp o en Instagram contestando a gente y creando contenido para que se nos vea que haciendo música”. La realidad de julia de arco es la de muchos artistas –sobre todo la de los menos conocidos–, ya que la profesión exige en estos tiempos tener un escaparate de promoción constante. “Estoy aprendiendo a compaginar el amor por la música con la profesionalidad. También tiene mucho que ver el estatus, hay artistas que se pueden permitir no subir una historia al día, pero yo estoy en un punto en el que hay que hacer ciertas cosas para estar ahí”, analiza.
La artista andaluza tampoco teme al directo, aunque sea en un contexto de festival donde el público suele ser muy heterogéneo. De hecho, lejos de darle pavor, julia de arco aclara que subirse a un escenario es uno de sus momentos favoritos de la profesión. “Tarjeta de sonido, sintetizadores, ordenador, guitarra y voz, eso es lo que llevo. Llevo algunas cosas pregrabadas, algunas las toco en directo, mucha performance… Nadie se aburre. Me gusta mucho dar conciertos. Me crezco y eso se transmite. Tanta emoción encima de un escenario atrae y se pega. No me da miedo, me veo capaz de llevar un concierto adelante aunque la gente no haya venido a verme a mí o que de repente el sonido no funcione”, afirma mostrando seguridad.