“La gente suele pensar que el material dañado es irreparable. Nos dimos toda la prisa que pudimos, pero en muchas ocasiones, desafortunadamente, llegamos tarde. Muchas familias nos contactaron pidiendo ayuda para sus colecciones y expresando la importancia que tenían para ellas. Varias compartieron que aquellos materiales eran el único recuerdo que conservaban de alguien, por lo que tenían un valor sentimental incalculable”, comentan los restauradores en una conversación con Vogue España en la que profundizan en distintos aspectos del proyecto.
¿Por qué es importante poner el foco en las pérdidas materiales que están intrínsecamente ligadas a la memoria familiar y personal?
Las catástrofes naturales no solo destruyen infraestructuras, sino que también amenazan un patrimonio intangible de gran valor: las grabaciones caseras que capturan momentos de nuestras vidas cotidianas, momentos familiares y culturales. Aunque este cine esté muchas veces olvidado por los archivos tradicionales, es, en muchos casos, el único testimonio de la vida de generaciones enteras. Y son muchas las llamadas que hemos recibido de gente realmente preocupada por no poder ver esas imágenes nunca más, porque la persona que había filmada en tal cinta ya no está o, a veces, porque esa vida pasada cambió. Hay una sensación de tranquilidad y de pertenencia en poder ver a tu abuela bailar y tener la oportunidad de recordar cómo fueron las cosas. El poder evocador que tienen estos recursos sirve como catalizador de la memoria y de los sentimientos que la acompañan.
Detalle del proceso de recuperación de una cinta de vídeo.Cortesía de ‘No las tires’
¿En qué consiste técnicamente el proceso de recuperación de las películas dañadas?
Las pautas que establecimos en primera instancia fueron las siguientes: recogida de datos y registro de la colección; asignar una nomenclatura específica a cada uno de los objetos para llevar un control estricto; fotografiar la llegada del material y los diferentes procesos que se han dado; primera limpieza con agua y, si fuera necesario, abrir la cinta para poder aplicar un lavado más exhaustivo; secado de los materiales y asegurarse de que no queda ningún tipo de residuo y suciedad; almacenar las colecciones en un lugar apropiado y, seguidamente al secado y asegurada su correcta limpieza, podemos proceder a su reproducción para poder comprobar que la imagen ha sobrevivido. Nuestro objetivo con este tipo de ejercicios de limpieza es devolverle su funcionalidad a las películas, recuperando por lo tanto la imagen y los recuerdos de las familias. Una vez que tenemos esta parte organizada, estamos tratando de ver cómo digitalizar estas películas y cintas. En el caso de las películas fotoquímicas, estamos trabajando para que la filmoteca las integre en su trabajo de recuperación de cine doméstico sobre fotoquímico y se digitalicen allí. En el caso del vídeo magnético, estamos tratando de formar nuestro propio sistema de digitalización portátil para digitalizar in situ.
¿Os habéis encontrado también con material irrecuperable?¿En qué proporción?
Las películas que hemos tratado se encuentran en un estado grave de suciedad: ya han empezado a proliferar microorganismos (hongos) debido al exceso de humedad y al contacto con el agua. Pese a ello, nuestros esfuerzos son inmensos y creemos poder devolverle a las familias afectadas su películas tal y como estaban antes, pero es cierto que supone un reto profesional y emocional. No creemos que haya nada irrecuperable, aunque es posible que haya una proporción de la grabación o filmación deteriorada de diversas maneras. En el caso de las películas fotoquímicas, donde más ha entrado el agua, la emulsión puede haberse lavado, y en el caso de las cintas magnéticas, puede haberse dañado la señal. De momento, a partir de lo realizado, podríamos decir que hemos podido recuperar entre el 80 y el 90% de la información que contienen.
¿Cuáles consideráis que son las claves del nuevo boom del analógico: por qué están los vinilos, la fotografía y las cintas de vídeo volviendo con tanta fuerza a nuestras vidas?
En tiempos de inmediatez, poder detenerse un rato a pensar en el pasado con la ayuda de una fotografía o volver a compartir una tarde de domingo en familia revisando vídeos caseros es un milagro. Y es que lo es. En este caso concreto, estas grabaciones han adquirido su verdadero valor no porque estuvieran presentes cada día en la vida de las personas afectadas, sino por la posibilidad de haberlos perdido. Muchas familias nos han comentado que llevaban años sin ver el material que tenían. Sin embargo, hemos comprobado que, cuando la realidad cambia de esa manera, la memoria familiar se convierte en una gran preocupación. Lo que más nos ha conmovido es cuando ha caído en nuestras manos alguna colección sabiendo que en ellas estaba el único recuerdo en vídeo que quedaba de alguien. Tener la posibilidad de revisarnos a través de estos documentos caseros nos pertenece.
¿Qué necesitáis para que el proyecto sea económicamente viable?
Necesitamos apoyo económico para poder financiar nuestros desplazamientos, para realizar las limpiezas y para la difusión del proyecto, así como para poder adquirir los equipos necesarios para la reproducción y digitalización de las cintas de vídeo. Los materiales específicos para la limpieza y el espacio de trabajo están siendo aportados por las instituciones antes mencionadas, pero los equipos de reproducción son equipos obsoletos que hay que comprar de segunda mano, lo cual dificulta la adquisición por parte de las administraciones.
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