Cuando en 1990 llegó a los cines Pretty Woman, nadie podía entonces imaginar que seguiría siendo uno de los títulos de referencia dentro del género de la comedia romántica treinta y cinco años después de su estreno. Pero así es. Se ha emitido en más de 25 ocasiones en la televisión generalista española (la primera en 1994) y en todas ellas ha sido una de las opciones más vistas de la jornada. Da igual que conozcamos de memoria la historia de amor entre el magnate Edward y la prostituta de buen corazón Vivian, siempre vuelve a enganchar.
La historia de Pretty Woman no gustó demasiado a los responsables de Touchstone, la filial de Disney encargada de distribuirla, así que le pidieron al director Garry Marshall que la reescribiera por completo. En la versión original Vivian era drogadicta y el final no era feliz. En absoluto. Vivian y Edward terminaban su romance con más violencia que pasión y ella volvía a las calles. Algo que no se podía tolerar en una distribuidora que reportaba sus títulos al gigante del cine familiar. Así que Marshall decidió que Vivian era una trabajadora sexual, sí, pero vivía alejada de las drogas y tenía cabeza. Usaba preservativos y no se dejaba mangonear.
Quizá el desarrollo del personaje tenga que ver con ese amor inacabable que se tiene por Pretty Woman, pero el motivo también puede ser la actriz que se escogió para él. Julia Roberts venía de triunfar con Magnolias de Acero, un drama por el que conseguía su primera nominación al Oscar como Mejor Actriz de Reparto. Ya era una cara conocida e iba camino de conseguir alzarse con el título de Novia de América que la ha acompañado durante casi toda su carrera. Así que la mezcla de una actriz con el carisma de Roberts y un personaje tierno –a pesar de su background– puede haber sido el motivo por el que sigue fascinando a día de hoy.
Pretty Woman fue, en su día, una película que consiguió críticas dispares. Julia Roberts volvía a estar nominada al Oscar un año después de la primera vez, en la categoría de Mejor Actriz, pero no así la película, el guión o su dirección. No ganó. Por supuesto, tampoco lo estaba Richard Gere por el papel de Edward, pero es que entonces ya se veía como un personaje problemático Y, además, el propio Gere nunca ha sido reconocido por la Academia de Cine de Hollywood por ninguno de sus papeles. Muchas de las películas que alcanzan el estatus de culto lo hacen gracias a, precisamente, ese ninguneo o directamente tibieza de los que deciden lo que es bueno y lo que no.