Sin embargo, el diseño que ha escogido para su última aparición pública no puede estar más alejado de todos los ejemplos anteriores. Para su visita a Guadalupe, en Cáceres, donde hoy se han superado los 30 grados de temperatura, la reina Letizia ha escogido un clásico primaveral. Hablamos de las flores, símbolo inseparable del comienzo del estío y también, estampado atemporal dentro de las tendencias de la estación. Estos patrones botánicos, siempre presentes una vez inaugurada la temporada, se incorporaban a un vestido camisero, con mangas a media altura y falda de corte midi.
Una silueta formal que, gracias a los colores de las flores que incorpora (azules, amarillas, naranjas, verdes y violetas) funciona igual de bien para un acto formal como para el entretiempo, así como para iniciar las vacaciones. Sin duda, una pieza todoterreno que llevar a todas partes, al ser también apta para la oficina.
En el caso de la monarca, además, lo combinaba con uno de los calzados por excelencia de esta época del año: las alpargatas. Estas, de color blanco, se enmarcan dentro de una horma que, aunque alejada de la vanguardia, consigue precisamente alzarse como uno de los zapatos recurrentes del verano (y que las francesas no dejan de utilizar). También, conocido como el calzado favorito de la reina y parte ya del estilo de Leonor y Sofía. A veces, y esta es una de esas ocasiones, mantenerse junto a esos elementos que nunca pasan de moda es la mejor decisión estilística que podemos tomar. Más todavía, para esos complicados días en los que no sabemos qué ponernos: toda una guía para lidiar con el calor.
La reina Letizia con un vestido floral en GuadalupeCarlos Alvarez/Getty Images
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