Dos de los mercados de referencia en la alta velocidad ferroviaria, España y Japón, han trabado una alianza a través de Renfe y una de las principales operadoras niponas, Central Japan Railway Company (JR Central). Los trenes de esta última ruedan por la que fue la primera línea de alta velocidad en todo el mundo, la Tokaido Shinkansen, que conecta Tokio con Yokohama, Nagoya, Kioto y Osaka desde 1964.
El acuerdo de cooperación entre estas dos firmas de la primera división del transporte contempla colaboraciones en los terrenos estratégico, técnico y operacional, con la vista puesta en un refuerzo de la presencia internacional de ambas. Su intención es hacer tándem en la búsqueda de oportunidades.
Renfe Proyectos Internacionales, que es la rama de Renfe que ha sellado el pacto esta semana pasada, ha comprometido el intercambio regular de información, conocimiento y de equipos con la japonesa en áreas sensibles como las de operación y mantenimiento de líneas ferroviarias (de alta velocidad y convencionales) e investigación y desarrollo.
Renfe y JR Central ya coincidieron en el proyecto estadounidense Texas Central, en el que la española desempeña el papel de asesor principal, con expectativas de operar la línea si finalmente es construida, y la nipona colocó su tren N700S. Las firmantes del acuerdo lideran un ramillete de operadoras con fuerte experiencia fuera de sus mercados naturales, entre las que también se encuentran las europeas Deutsche Bahn, SNCF y Trenitalia.
Renfe es el jugador principal en la red española de alta velocidad, la segunda más extensa del mundo, detrás de la china, con cerca de 4.000 kilómetros de extensión. Desde esta experiencia, la compañía dependiente del Ministerio de Transportes opera el primer proyecto de alta velocidad en el desierto, la línea saudita La Meca-Medina; presta servicios de forma directa en Francia; participa en el mercado italiano a través de la participada Arenaways, y en la República Checa con la filial Leo Express. Además, supervisa la línea Rail Báltica (enlazará las principales ciudades de Estonia, Letonia y Lituania), la referida Texas Central (Houston-Dallas) o estuvo detrás del Tren Maya (México), entre otros proyectos en el exterior. En estos últimos ha actuado como operador sombra, prestando apoyo durante la fase de construcción, la definición de los requisitos para la operación y del mantenimiento, y la supervisión del pedido de trenes.
Ahora se trata de buscar sinergias con JR Central, referencia en el mapa asiático y exportador de su modelo a países como Estados Unidos. De hecho, el memorando que han firmado la directora general de Renfe Proyectos Internacionales, Inmaculada Gutiérrez, y el vicepresidente ejecutivo de JR Central, Manabu Ishibashi, es a largo plazo y se centra en proyectos de expansión dentro del foco estratégico de ambas empresas.
Compañeros de viaje
En una alianza de primer nivel como la lograda por Renfe subyace la intención de consolidarse como actor principal en el trasporte ferroviario mundial, con especial fortaleza en el terreno de la alta velocidad. El grupo que lidera Álvaro Fernández Heredia mantiene la internacionalización como uno de los ejes estratégicos de crecimiento pese a tropezones recientes como la retirada de fondos federales por parte de la Administración Trump del proyecto Texas Central o las dificultades que encuentra la operadora para extender su oferta en Francia, donde lleva años tratando de homologar sus trenes para llegar hasta París en competencia con la local SNCF.
Una de las líneas de trabajo que está abonando Renfe es la de las alianzas con operadoras, como la recién establecida con la japonesa o anteriormente con la EFE chilena, la coreana Korail, la emiratí Etihad Rail o la británica High Speed 1. La española también cuenta con acuerdos de colaboración en China y Brasil, y ha participado en importantes proyectos junto a la germana Deutsche Bahn.
En el caso de JR Central, grupo con unos ingresos superiores a los 11.200 millones de euros al año y con destacada presencia también en el ferrocarril convencional, llama la atención su diversificación. La japonesa participa en negocios como el transporte en autobús, el inmobiliario, hotelero, ofrece viajes e incluso está presente en la fabricación de trenes. Dentro de su actividad internacional, desplegada desde las oficinas de Washington, Londres y Sídney, son habituales los intercambios de recursos humanos con operadoras de Reino Unido y los acuerdos con universidades de Estados Unidos.