Desde sus inicios, el Tetris fue creado teniendo en cuenta el funcionamiento de nuestro cerebro: Pázhitnov contó con la ayuda de su amigo Vladimir Pokhilko, un psicólogo clínico que ayudó a que este fuera más atractivo (y a veces adictivo). Su mecánica sencilla y la lógica con la que se resuelve el problema en tiempo real ofrece una experiencia magnética para nuestro cerebro, que recibe la compensación perfecta entre desafío y recompensa.
Jugar para dejar de pensar
Entre otros factores, la ansiedad se produce por pensamientos hiperactivos que se anticipan al futuro para construir escenarios que casi siempre son catastrofistas. Pero, ¿y si pusiéramos a trabajar la mente en un puzle que además nos da la oportunidad de aprender tácticas para ir mejorando nuestra calificación? Parece lógico que, de esta forma, ese flujo de pensamientos ansiosos se detenga durante un tiempo.
Hay jugadores que podrían beneficiarse aún más de esta herramienta. “El tetris es especialmente útil para personas con ansiedad de rendimiento o miedo al error, ya que fomenta la sensación de dominio y mejora continua, activa el sistema atencional, sin activar el sistema de amenaza, y su diseño que aumenta gradualmente la complejidad y la velocidad de juego mantiene el cerebro estimulado sin sensación de fracaso inmediata”, explica Susana de los Reyes.
Efectos secundarios
Pero como ocurre con todos los videojuegos, la experta en Psicología avisa de los riesgos de abusar del Tetris. “Ante todo hablemos de un uso breve, con espacios de tiempo de 10 a 15 minutos, este espacio lleva a interrumpir el estado rumiación o minimizar el pensamiento intrusivo o incluso después de haber vivido una situación estresante cotidiana. También se puede incluir como técnica de ‘pausa activa cognitiva’ acompañado de otras herramientas de autorregulación, como puede ser la respiración diafragmática”.
Y es que esta nueva tendencia de jugar al Tetris no tiene nada que ver con los atracones de Game Boy que se dieron los adolescentes de la década de los 90. Como toda “medicina”, hay que tomarse el videojuego de forma responsable: “Indudablemente ha de evitar que se convierta en un mecanismo de evitación crónica y utilizar el juego cada vez que aparece una emoción difícil. O utilizarlo regularmente para alcanzar estados de recompensa rápida, estimulando el sistema de recompensa dopaminérgico, lo que puede generar un uso compulsivo para refuerzo inmediato continuo. Ni como escape emocional o de evitación: juego cada vez que siento ansiedad, miedo o frustración. Esto refuerza la dependencia psicológica y, con ello, el riesgo de una negligencia ante las responsabilidades, postergando tareas, reduciendo el contacto social y por supuesto afectando al rendimiento de la persona”.
Pero, ¿cómo podemos identificar si nos estamos beneficiando del juego o, por el contrario, estamos entrando en terreno peligroso? “Es necesario reducir el tiempo en el momento en el que aparecen síntomas de irritabilidad, inquietud o pensamientos obsesivos sobre el juego o la necesidad de jugar, o de seguir jugando. Se han encontrado situaciones en las que las personas por sobreuso dicen seguir viendo las piezas del juego, síntoma claro de adicción”. Y es que es muy probable que si alguna vez has sido jugadora de Tetris hayas llegado a encajar sus piezas incluso en sueños.