Es un gran año para Bottega Veneta. En septiembre, su nueva directora creativa, Louise Trotter, presentará su visión del futuro de la marca italiana. Pero antes de eso, Bottega Veneta celebra el 50 aniversario de su tejido Intrecciato, que se presentó poco menos de una década después de la fundación de la marca en Vincenza (Véneto) y que no tardó en consolidar su reputación de artesanía y creatividad. «En la Italia de los años sesenta el mercado estaba dominado por bolsos pesados, rígidos y estructurados», recuerda Barbara Zanin, Directora de Artesanía y Patrimonio de Bottega Veneta. «Nuestros diseños se caracterizaban por su gran suavidad: los bolsos eran fluidos, flexibles, sencillos. El Intrecciato dio a los bolsos una maleabilidad parecida a la de una tela».
La técnica Intrecciato utiliza largos fetucce, unas tiras finas que se entretejen en una base de cuero con aberturas en diagonal, en lugar del tradicional patrón vertical. Al igual que el corte de una pieza de tela al bies, este desarrollo técnico permitía una estructura más suave. Su aspecto único se convirtió en la carta de presentación de Bottega Veneta. Así, desmarcándose de las tendencias de otras marcas de lujo, basadas en el logotipo, en sus primeras campañas publicitarias presumía: «La gente reconoce un Bottega en cuanto lo ve. Por eso solo ponemos nuestro nombre en el interior».
Con la película American Gigolo (1980), de Paul Schrader, el bolso Intrecciato pasó a formar parte indeleble del canon de la cultura pop de la moda cuando el personaje de Lauren Hutton llevaba un clutch burdeos bajo el brazo. El bolso fue oportunamente reeditado bajo el nombre de «Lauren Clutch» en 2017, y desde entonces se ha convertido en un favorito de las celebridades (y de las no tan famosas) que quieren mostrar su buen gusto de una manera sutil, aunque en estos días el Intrecciato es tan fácilmente reconocible como cualquier accesorio con logotipo.