Ver cómo se ridiculiza un mundo que conoces bien puede ser muy divertido, y quizá por eso me sentí ligeramente fuera de onda mientras veía Mountainhead. El debut en la dirección de Jesse Armstrong está protagonizado por Steve Carell, Jason Schwartzman, Ramy Youssef y Cory Michael Smith, que interpretan al equipo de expertos tecnológicos más poderoso y molesto del mundo y se reúnen para un retiro de fin de semana en medio del caos mundial del que uno de ellos puede podría ser responsable (y que más de uno se siente capaz de controlar).
Salvo unos meses de trabajo temporal en un gigante de los motores de búsqueda cuyo nombre no revelaré, y en el que robé un montón de bolígrafos antes de dejarlo sin más, nunca he trabajado en el mundo de la tecnología. Por lo tanto, me resultaba difícil saber si el trepidante ritmo (hola, Sucession) de Mountainhead guardaba alguna relación con la realidad, sobre todo porque nadie que trabajara de forma permanente en dicha empresa me hablaba.
Así que me puse en contacto con algunos empleados, antiguos y actuales, de grandes empresas tecnológicas para que me dijeran qué tal reflejaba la película su sector. A continuación, los análisis de Mountainhead de esos expertos:
Un veterano anónimo del mundo de la tecnología, fundador de una startup:
«Mountainhead me dio la impresión de que alguien había escuchado muchísimos podcasts de All-In durante el proceso de creación. Creo que la actitud de los chicos es exagerada. Los magnates de la tecnología pueden hacer cosas de colegas, pero no tienen personalidades de colegas: siguen siendo, ante todo, empollones y tímidos. La autoconfianza innata de ‘venga, vamos a dominar el mundo’ es más común entre los capitalistas de riesgo que entre la gente que realmente dirige empresas».
Periodista anónimo que ha escrito sobre tecnología:
«Todo esto de ‘Podemos emparentar la IA con una empresa como Facebook y se convertirá en sobrehumana de la noche a la mañana’ resulta ridículo. Naturalmente, también lo es matar al jefe de la empresa de IA. La tecnología tiene demasiado poder, pero la IA va a ser, como mínimo, tan buena como mala, al menos durante un tiempo. En la película todos son o apocalípticos o cracks de la tecnología; es una tontería».
Antiguo alumno anónimo:
«¿Era gay el personaje de Jason Schwartzman gay? Debería. ¡La visibilidad importa! El look de Ramy era el mejor porque era el más cutre. Eso funcionaba. Pero alguien debería haber lucidoido fatal vestido, en plan los Henleys de Sam Altman o la actual fase de camellos del Bloque del Este de Mark Zuckerberg. Los diálogos son muy fluidos desde el principio y, en mi experiencia, estos tipos tienen muchas más pausas incómodas. Yo habría tenido más seguridad, tanto en persona (¡Elon tiene más seguridad que Trump!) como en sus teléfonos. El escenario de rodaje era correcta: a los millonarios tecnológicos les encanta tener una amplia barra de desayuno en la que no come nadie, así que me gustó verla. La decoración también era adecuada: moderna y lujosa, pero no elegante como la de mediados de siglo. También me gustó que la jefa de personal fuera una mujer lo bastante mayor como para ser la madre de Cory (es un guiño a Sheryl Sandberg)».