¿Qué son los cool jobs?
Dormir en la suite de un hotel de lujo, probar playas en Australia o pasar un fin de semana subido a las montañas rusas más vertiginosas de Europa. No es una fantasía ni un anuncio publicitario: es trabajo. O, mejor dicho, es uno de los considerados cool jobs. Un tipo de empleo que no encaja en las categorías habituales del mercado laboral, que no busca currículums perfectos ni décadas de experiencia. Tampoco ofrece estabilidad ni promoción interna. Lo que sí aporta es otra cosa: vivencias tangibles e intangibles y un relato profesional deseado en el que el disfrute forma parte del sueldo.
Aunque el término cool job no tiene una definición cerrada –a veces también se menciona como fun job o unique job–, se entiende como una experiencia laboral única, aspiracional y con un fuerte componente vivencial. A veces es un puesto remunerado (habitualmente temporal). Otras, un intercambio: la persona seleccionada recibe acceso exclusivo, viajes, productos o servicios a cambio de documentar y compartir lo experimentado. En ambos casos, el atractivo no reside tanto en el contrato como en el hecho de vivir algo extraordinario.
Estos empleos o colaboraciones, impulsados por marcas o plataformas, están pensados para generar visibilidad, conversación y una conexión emocional con el público. Pueden durar horas o días, no requieren una formación específica y apelan directamente a quienes valoran el estilo de vida alternativo, la autenticidad y el storytelling por encima del cargo.
No es oro todo lo que se comparte
El auge de este fenómeno no es casual. En un entorno laboral cada vez más influenciado por la cultura digital y las redes sociales, la exposición pública, la capacidad narrativa y el relato que se construye en torno a una actividad se han convertido en activos valiosos. Un contexto donde los cool jobs encajan con naturalidad. No obstante, dentro de este nuevo ecosistema, hay que estar atentos, porque no es oro todo lo que se comparte.
En la era del contenido constante, cada vez son más los que reciben propuestas para ‘colaborar’ a cambio de seguidores, producto o una mención sin garantías. Pero aceptar todas estas ofertas puede tener un coste mayor del que parece. Publicar gratis, sin una estrategia clara ni una marca alineada con tus valores, no solo devalúa el trabajo propio, sino también el de toda una comunidad profesional.