Chanclas con tacón: la versión más elevada del clásico calzado piscinero que viste tus looks, de la oficina a tus noches de summer spritz
Hay dos tipos de personas en el mundo: las que entienden el encanto sartorial de un par de chanclas de goma de 10 euros y las que necesitan bajarse del burro y entenderlo. Hasta hace poco, yo estaba en este último bando, y consideraba que estas este calzado piscinero por excelencia estaban reservadas a los niños en época de vacaciones o a los adultos reacios a llevar un calzado decentemente estructurado. Sin embargo, el tiempo lo cura todo y me he dado cuenta de que son muy versátiles. De día o de noche, las típicas chanclas te salvarán de ir cojeando con tacones después de haberte tomado en la terracita unos cuantos summer spritz de más (hablo desde la experiencia, como víctima de dos esguinces de tobillo). Su forma sencilla proporciona comodidad, seguridad y una especie de actitud fresca y desenfadada.
Pese a mi eterna lealtad a los modelos básicos de las tiendas de souvenirs y a las compras de última hora en los aeropuertos, hay una nueva silueta que inunda mi algoritmo: la chancla con tacón. Más elevada (literalmente) que su hermana plana, la variante con kitten heels es menos de piscina y más de vestir, con su rollo dosmilero de salir de cena del trabajo al restaurante sin pasar por casa. Ya tienen la aprobación de una magnate de la belleza multimillonaria –Hailey Bieber, con sus chanclas de tacón de Toteme–, y de una estrella de la música –Miley Cyrus, en versión tacón de aguja–. En la pasarela, las chanclas de Miuccia Prada dividieron a las masas al más puro estilo ugly-chic de la firma, pero las verdaderas entendidas saben que lo más es llevar los pies al aire.