Sam Visser: el joven prodigio se convierte en el nuevo maquillador global de YSL Beauty
Que Sam Visser (Los Ángeles, California, 1999) se haya convertido en el nuevo maquillador global de YSL Beauty ha sido (casi) un acto de justicia poética. Es una manera de cerrar el círculo y de abrir otros tantos más. El interés por el mundo del maquillaje de este joven talento empezó precisamente a los doce años, cuando ahorró dinero para comprar a su madre una barra de labios de la firma francesa en una tienda de Sephora de su ciudad.
Tal y como cuenta durante la entrevista que ofrece en exclusiva a Vogue España en Miami con motivo de su presentación ante la prensa, “desde muy pequeño sentía curiosidad por el maquillaje, veía vídeos de YouTube, no tenía ni idea sobre este tema, pero me llamaba la atención”. Responde así a la primera pregunta mientras se preocupa de que a su interlocutora no le moleste el sol que entra por la ventana de la sala en la que nos encontramos con él antes de su masterclass en la ciudad norteamericana.
Entregado a la tarea de dar el relevo en el puesto a todo un veterano de la industria como es Tom Pecheux, anterior director creativo de maquillaje de la casa, Visser pertenece a esa generación que ha crecido buscando prácticamente todo en la red. Y conoce muy bien de qué manera la generación Z está marcando el rumbo de la industria de la belleza. “Las redes sociales ayudan a que los más jóvenes tengan una relación natural con el maquillaje. Por ejemplo, TikTok es una gran herramienta, un buen escaparate para ello. Si tienes interés en este tema puedes encontrar mucha información, es increíble”, dice. A los 16 años recibió un correo electrónico de Kardashian Jenner Communications para empezar a maquillar a Kris Jenner y desde entonces no ha dejado de trabajar. Si a su juventud, talento y experiencia sumamos su excelente relación con el universo celeb, la explicación al fenómeno se sirve en bandeja de plata.
Una carrera de éxito
Visser responde con honestidad cuando le preguntamos por su relación con el clan Kardashian o las Hadid, entre otras, a las que maquilla de forma habitual. “Me siento muy afortunado de haber trabajado con ellas porque cada maquillaje que les he hecho ha tenido mucha visibilidad. Tienen el poder de convertirlo en tendencia, de hacerlo llegar a todo el mundo. Es muy divertido trabajar con celebrities por la repercusión que tiene todo lo que haces. Me cuesta explicar por qué alguien se convierte en algo tan grande, pero creo que tiene que ver con su poder para inspirarnos y con la idea tan clara que tienen de ellas mismas”, explica en referencia a esa virtud que poseen de democratizar las tendencias que en la era de ‘no Instagram’ solo llegaban a unos pocos.
Pero la estrecha relación de Sam Visser con el star system no eclipsa el personal discurso que tiene sobre el maquillaje como herramienta emocional, curiosamente bastante alejado de las modas. “Puede ser esencial para determinar quién eres, tu personalidad, tus sentimientos. Algo tan pequeño como un eyeliner, la barra de labios o el color que usas en tus mejillas pueden ayudar a definirte. Todo lo que ponemos en el rostro representa quiénes somos, esas pequeñas cosas significan mucho”, afirma el joven, famoso por sus propuestas eclécticas en las que mezcla presente y pasado. “Me gustan los mixes de muchas cosas, combinar un maquillaje actual con tendencias populares del pasado y que juntos tengan sentido”, explica. Y como buen maquillador con ese punto alquimista que caracteriza a los creadores, adora también dar usos pocos convencionales a los productos y utilizarlos de maneras diferentes, ya sea empleando un bálsamo labial en el párpado o colorete en los labios a modo de perfilador. Todo vale porque de eso se trata, de divertirse y de definirse.
Maquillaje y autoconfianza
En un momento en el que hemos abandonado (afortunadamente) los cánones y las tendencias de belleza sin margen de maniobra, la filosofía de Visser tiene más sentido que nunca. “El mejor truco de maquillaje que puedo dar es estar cómoda. Es cierto que está bien traspasar los límites y experimentar, pero lo importante es abrazar lo que te hace sentir segura. No ponerte lo que alguien te dice o lo que es tendencia, sino lo que te hace sentir bien. No se trata tanto de usar o no base o una sombra de ojos, sino lo que te da confianza”, señala.
Y no, no hay una receta infalible. “Hay personas que se sienten más seguras y fuertes con un labio rojo, otras con ojos ahumados… Para mí personalmente es suficiente con un poco de corrector, colorete y bronceador, pero es algo totalmente personal. Si llevas el maquillaje que todo el mundo utiliza ya no es belleza”, apunta. Y precisamente de realzar aún más la individualidad va la nueva era de YSL Beauty que emprende Sam Visser. “YSL es una marca que abraza la seguridad, la elegancia, el lujo, la autoexpresión y la libertad. Quiero continuar ensalzando la herencia de la firma porque creo que es una casa icónica con un legado increíble. Todo lo que hacemos hoy en día pivota en torno a ese legado. Se trata de seguir la estela”, apunta.