La historia de Veintiuno es una de esas que se cuecen a fuego lento en el mundo del pop-rock. Muchos les han conocido por ‘La Vida Moderna’, de su anterior disco ‘El arte de perder’ (2023), pero ya llevaban varios álbumes a sus espaldas. ‘Dopamina’ fue también un hit, pero realmente su primer EP es de 2013, ellos vienen de la autoedición antes de fichar por Warner, y para muestra de este camino largo, un botón: esta curiosa interacción con la cuenta de Twitter/X de Jenesaispop allá por 2011.
“Veintiuno ha sido una banda pequeña mucho más tiempo que una banda asentada, y hemos tenido que aprender a hacer muchas cosas que queríamos hacer”, aseguraba su vocalista Diego hace poco en entrevista con Mondosonoro. De hecho, en dicha charla revelan que el propio frontman ha diseñado la portada y todos los elementos de este disco, y que entre todos han configurado incluso el diseño de luces de los conciertos. “Nunca he dejado que la idea artística de un disco la tuviera otra persona, porque es para lo que me metí a hacer esto”, comentaba Diego, “nadie te va a dar el storytelling de tu disco y, si te lo da, vale mucho dinero y te hipoteca a que toda la vida tengas que externalizar lo que es más natural de la profesión, que es la creatividad”.
Dentro de esta libertad creativa, la idea de ‘La balada de Delirio y Equilibrio’ es otro ejemplo. ‘Delirio y Equilibrio’ era un tema de su disco de 2018 ‘Gourmet’, que con sus “deja ya de mirarme, deja ya de buscarme” apuntaba a una historia que podía dar para más. Y eso es precisamente lo que viene a hacer este álbum, ampliar el universo de esos dos personajes, y narrar la historia/historias de ellos, en una ambición que no puede evitar recordarnos a la de ‘1999’.
Más allá de la colaboración del grupo con Love of Lesbian, desconocemos si han tenido la que quizás es su obra maestra como referente a la hora de crear este disco, pero es imposible no acordarse de ese taxi en el que dos personas subieron juntas y se bajaron por separado. De hecho, el “me gustaría que alguna vez contaras realmente cómo fue” de la intro no puede apuntar más a esa dirección. La cosa es que, en algún momento, ‘La balada de Delirio y Equilibrio’ llega a acercarse a esa magia, y a prender la suya propia… pero, por lo general, se queda en mejor idea que ejecución.
De la producción se ocupa la propia banda junto a Santos & Fluren y Tato Latorre, con quienes ya han trabajado en el pasado, sumándose Mapache en ‘Acantilado’. Y, aunque aquí la producción no es especialmente destacable, tampoco es el apartado que diríamos imprescindible dentro del cometido de este trabajo. Sí afecta más que la magia que esperaríamos encontrar aquí no la hallemos luego a nivel de melodías, estructuras, y sobre todo de letras. Los featurings son quizás la parte más floja y más alejada de esto, aunque al menos hay que decir que no resulta una selección obvia, sino una mezcla curiosa: Malena Villa (la mejor colaboración), Sebastián Llosa, Siloé, Enol y el mismísimo Iván Ferreiro en el cierre (a la espera del tema extra) del álbum.
Pero hay excepciones. El disco empieza muy bien con la mencionada intro y ‘Perder los modales’, cuya letra hace referencias a la falsa meritocracia y a fiestas que no pueden dar más pereza, en contraposición con los mil colores que tiene el aura de esa otra persona. ‘Puñalada’ también funciona genial en tono, y el outro supone uno de los highlights del disco, como ocurre también con el minimalismo de ‘Suspiria’. Y ya solo por el guiño a ‘There’s a Light that Never Goes Out’, hay que destacar también ‘Mitología’, que huele a temazo de festivales que seguro defenderán con creces, puesto que el directo es uno de los puntos fuertes de la banda de Diego Arroyo, Pepe Narváez, Álvaro Velasco y Yago Maister. En definitiva, ‘La balada de Delirio y Equilibrio’ es un disco irregular, pero donde los buenos momentos son muy buenos, y esto, sumado al hecho de arriesgarse con la idea de este trabajo, apunta a que pueden sorprendernos positivamente en lo siguiente que hagan.