Patrick Wolf / Crying the Neck – jenesaispop.com

Patrick Wolf aportó a la década de los 2000 unos álbumes de fábula en los que ejercía mitad de violinista, mitad de artista de electrónica. Con beats o instrumentos orgánicos, su música sonaba a cuento de hadas, mágica, hasta el punto de que su mejor obra se tituló ‘The Magic Position’. Tras ‘Lupercalia‘ (2011) celebró sus 10 años en la música con un álbum de regrabaciones propias, e inmediatamente después se lo tragó la tierra.

Su actitud en el escenario había empezado a parecer errática y lo que vino después no fue mucho mejor. En ese lapso de 11 años, hasta que volvió con un EP en 2023, tuvo problemas de adicción al alcohol y a las drogas, se declaró en bancarrota, su madre murió de cáncer y le atropelló un coche en Italia.

‘Crying the Neck’, su nuevo largo al fin, largo-larguísimo, lo siente conectado con su segundo trabajo ‘Wind in the Wires’, solo que con una diferencia: «Donde a los 21 años luchaba para liberarme de mis penas, 20 años después finalmente he alcanzado la libertad de aceptar vivir con ellas».

El mundo ya no es el mismo que cuando escuchamos ‘Wind in the Wires’ ni sus primeros discos, empezando por las modas que han ido y venido, y terminando por el estado del mundo. En cierto modo es un shock volver a escuchar su pop de cámara, arreglagísimo de cuerdas e ideas, puede que un poco de más; en cierto modo hay quien pueda encontrar refugio en algo como ‘The Last of England’, que literalmente comienza hablando de Billy, una persona que vuelve de la guerra buscando una iglesia que ya no está. Metáforas.

Es una gozada volver a degustar a Patrick Wolf tocando él mismo instrumentos como el piano y la viola y acompañándose de un grupo de amigos a las cuerdas, como sucede en ‘The Curfew Bell’, la cual a su vez desemboca en ‘Lughnasa’, con la voz invitada de Serafina Steer. Aunque es verdad que esa parte lúgubre del álbum se hace un poco de bola, pues el artista no termina de topar con un tema que corte el hipo como en su momento ‘Magpie’, en estos 52 minutos de tracklist.

Por eso esta vez, más que por la parte lúgubre, ‘Crying the Neck’ es disfrutable en los momentos en que pelea por la luz. ‘Reculver’ nos habla de estar en «bancarrota», de ser «huérfano» y de estar «obsoleto», pero su viraje por distintos estilos musicales, entre baterías o la electrónica final, representan perfectamente esa travesía, los altibajos del artista. ‘Jupiter’ habla de la búsqueda de alguna guía, y abiertamente ‘Dies Irae’ advierte y subraya que «la noche aún no ha caído, ni es tu funeral».

‘Jupiter’ y el tema con Zola Jesus -aunque se le ha ido pelín la épica hacia Imagine Dragons- son buenos singles en la discografía de Patrick Wolf. Hacia el final del álbum, se agradece más la anécdota de ‘Song of the Scythe’ y la aceptación de lo que venga de ‘Better or Worse’ que el desenlace intenso de ‘Foreland’. Wolf no ha vuelto con un disco desangrado en el que narre cuán mal lo ha pasado estos 10, casi 15, años, sino con uno que trata de aceptarlo todavía.

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