El truco para que el olor de cualquier perfume o colonia dure todo el día
Soy de las que carga en el bolso con su perfume (sobre todo en verano) y lo reaplica de forma casi compulsiva a lo largo del día porque dejo de olerlo prácticamente desde que salgo de casa. He puesto en práctica la retahíla de trucos sobre los que escribo para alargar la duración del perfume y tengo historias de fracaso y éxito al respecto. Por eso nunca me doy por vencida a la hora de encontrar el secreto definitivo. El otro día, durante una presentación de prensa del nuevo perfume de la marca italiana The Merchant of Venice (un cóctel de rosas que huele a limpio), nos repartieron unos pañuelitos sobre los que vaporizaron la novedad. Y los ataron a nuestras muñecas a modo de pulsera. Fue el mejor gesto para oler ese aroma durante todo el día y los días posteriores. De hecho, lo guardé en el bolso y mientras escribo estas líneas una semana después, sigue oliendo. Y me recordó que era una manera de reinventar un gesto de toda la vida con mucha historia.
El gesto que comparten Ines de la Fressange y Audrey Hepburn
Lo de perfumar pañuelos no es nuevo, pero si se hace sobre uno pequeño y se anuda en la muñeca se consigue oler bien todo el día sin que el nivel de hidratación de nuestra piel pueda poner en riesgo la durabilidad (ya se sabe, cuanto menos hidratada, menos dura). Ines de la Fressange ya contó durante una entrevista con Vogue.com que le gusta rociar su perfume alrededor de su cuello, en las muñecas y en un pañuelo. “Supongo que vi a mi abuela haciendo eso. Le gustaban tanto los perfumes que cuando la visité una vez en el hospital, sólo tenía frascos de perfumes en su mesa y ni un solo medicamento. Era una forma delicada de recibir visitas”, contaba en esta entrevista.
Palabra de Hubert de Givenchy
Una costumbre que forma parte de la historia de uno de los perfumes más icónicos de la industria, L’Interdit de Givenchy, y su relación con Audrey Hepburn. Cuenta el experto en moda Eloy Martínez de la Pera que Hubert de Givenchy siempre decía que para oler un perfume de verdad había que vaporizarlo en un pañuelo. Y precisamente cuando le dio a conocer a la actriz el perfume que había creado para ella lo hizo sobre un pañuelo que quedó olvidado en su taller de costura y que todo el mundo pudo oler pasados los días.
Al vaporizar el perfume sobre un tejido se evita el riesgo de evaporación que hay al hacerlo en la piel.Iciar J. Carrasco
Sobre el ritual perfecto para elegir perfume
Aunque este truco es infalible (sobre todo en verano, cuando el calor desafía aún más la duración del perfume por la volatilidad del alcohol) es necesario recordar algo en lo que insisten los expertos: la necesidad de probar el perfume en piel (y no en los papeles secantes que se ofrecen en las tiendas) y dejar que evolucione antes de decidir su compra. Ines de la Fressange también lo contó en su libro Parisian Chic: A Style Guide by Inès de la Fressange: “Pruébelo en el interior de su muñeca, salga de la tienda y úselo durante unas horas antes de decidir si vale la pena colocarlo en el estante de su baño”, decía. Y disertó sobre ello largo y tendido el crítico de perfumes Chandler Burr en su libro El perfume perfecto. “Los perfumes deben probarse sobre uno tanto como se hace con la ropa (de hecho, más aún). Lo que la gente jamás acepta al comprar unos pantalones o citarse con alguien, inconscientemente lo exigen cuando compran un perfume. Si hay algo que uno debe hacer con un perfume es vivir con él. Es ridículo valorar Chamade, de Guerlain, en cinco segundos entre unas copas en el centro y el último tren a Connecticut, pero así es como los perfumes se compran hoy en dia…”
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