Juicy BAE ha sido una de las artistas surgidas durante los últimos años de la escena urban, que tiene un discurso más potente. Su nuevo disco editado por Sonido Muchacho ha rozado el top 10 en España y ha aguantado casi 2 meses en el top 100. Con ‘El Secreto’ ha querido ir dejando atrás el Autotune -poco a poco-, demostrar que también sabe cantar, e ir abriéndose a nuevos estilos en lo que considera un álbum de pop en el amplio sentido de la palabra.
Lo de su discurso entendemos por dónde va cuando en el single ‘BITCH’ con Hoke escuchamos a Nicki Minaj -nada menos- decir una gran verdad: «si yo soy asertiva, soy una zorra; si un hombre es asertivo, es el jefe». Lo de los estilos se ve en este mismo tema y en otros del disco, como ‘CUpido’, cuando lo que predomina es el piano.
Lo de conformar un álbum de pop en el amplio sentido de la palabra ya se percibe a través de los numerosos vaivenes que contiene el disco a lo largo de su secuencia. A veces sabiendo demasiado a mixtape. Parece mentira que después de ‘BITCH’ aparezca algo como ‘FRIEN-EMIES’, con todo el sabor de «balada de segunda mitad» que tiene este tema que lamenta «de mí nunca nadie se enamoró».
Tenemos pistas más propias de hip-hop, tenemos algunas en un tono similar al R&B de Judeline y Drake (‘CONTACTO VISUAL’ con ABHIR), otras más Kali Uchis (‘TRANQUILO’, ’69’), otras más tipo Bad Gyal (‘CTRL’), otras más reggaeton (‘SOLtera nunca solA’) y finalmente otras más hip hop de la vieja escuela otra vez. El rap de los 2000 y su inspiración en el jazz viene a la cabeza en cosas como la conseguida ‘JET LAG FREEstyle’. ‘TRAP STAR’ con La Zowi contiene un guiño a la icónica música de James Bond como las grandes producciones de aquella época.
En la construcción de un disco de pop, Juicy BAE se ha olvidado de construir claros segundos, terceros, cuartos, quintos y sextos singles como los que solían tener los álbumes superventas multiplatino. Atendiendo a las cuerdas y la sensibilidad de ‘CUpido’, ‘El Secreto’ es más un ejercicio puntual de Cristina Vela, tratando de explorar hasta dónde puede llegar con el jazz, con los instrumentos orgánicos… pero sin atreverse tampoco a dejar vicios pasados del todo atrás. Una década después de ‘Tu coño es mi droga’, hay que pedir al trap que evite algo como ‘Obsesionado con mi culo’, donde lo más destacado son los beats y ambientaciones de Alba Arias.