Natalie Portman y el conjunto que siempre sienta bien
Al igual que hay colores que no siempre queremos vestir, como el negro en verano, hay conjuntos que consiguen todo lo contrario; que queramos vestirlos una y otra vez hasta que acabe la temporada. De esos looks siempre apetecibles sabe (y mucho) Natalie Portman, que lleva toda su carrera construyendo un estilo refrescante, lleno de siluetas interesantes y cambios de looks inesperados.
Actualmente la actriz se encuentra rodando la serie Good Sex en Nueva York, donde se ha dejado ver en el set de rodaje con una variedad estilística increíble. Diversidad que, además, da pistas sobre algunas de las tendencias más fáciles de incorporar en el día a día. En primer lugar, los mocasines: un calzado que ha sido omnipresente a lo largo de este 2025 y que seguirá acumulando el mismo éxito en cuanto llegue septiembre. Con una inspiración tomada de la vuelta al colegio, la intérprete revisita este diseño propio de la infancia y de los uniformes escolares, en este caso con unos mocasines “segunda piel”.
Este mismo concepto se trasladaba al resto del conjunto, formado por una minifalda ajustada de color negro, que combinaba con la estrella del outfit de manera magistral. Esta última no era más que una camisa blanca, pero no al uso. En este caso, la intérprete se alejaba de los básicos para elevar este diseño a través de los detalles. Los responsables eran una cinta negra a la altura de los bolsillos, los botones que se sumaban encima de estos y un lazo anudado alrededor del cuello. Un detalle femenino, enmarcado del coquette que ahora revive Natalie Portman y que aporta un efecto rejuvenecedor y favorecedor a partes iguales. Se trata de un diseño que sienta bien a cualquier edad, al no ser demasiado formal, pero sí lo suficiente. Y basta con ver el cuello de la camisa, abrochado hasta el último botón, para comprobarlo.
El equilibrio perfecto entre atemporalidad y tendencia, que sigue la estela que ya asentó la estética popularizada en 2022 y se aleja de la seriedad reinante en otras como el lujo silencioso. Esta última, con una visión mucho más aséptica, donde la decoración pasa a un segundo plano y se propone regresar a las prendas sartoriales que marcaron el power dressing de los 80. En contraposición, esta mirada un poco más náif: alternativa más que acertada para dejar de lado las hombreras poderosas y vestir modelos que tal vez no llevábamos desde que dejamos atrás el uniforme del colegio.