Poca gente se tomó en serio la serie de Tamara –así fue como se hizo popular en las conversaciones– tras el anuncio de Netflix de Superestar. La producción de Suma Content partía de una idea de Nacho Vigalondo y contaría con su dirección y la de Claudia Costafreda. Guion de ambos y de Paco Bezerra, María Bastarós y Natalia Boadas. Un reparto encabezado por Ingrid García-Jonsson en el que también están Carlos Areces, Secun de la Rosa, Pepón Nieto, Natalia de Molina, Julián Villagrán o Rocío Ibáñez. Unos mimbres que harían dudar al más descreído, vaya. Y no sin motivo: Superestar es, definitivamente, la mejor miniserie española hasta la fecha de todo 2025. Un ejercicio de libertad que juega con el realismo mágico y que sirve como metáfora para retratar aquellos años en los que España iba bien durante el cambio de milenio antes de que todo saltara por los aires casi una década después.
Años de bonanza económica también en la televisión, que fue el lugar en el que nacieron todos los personajes que pueblan los seis capítulos de Superestar, uno por cada uno de los personajes que formaron parte de aquel movimiento que se dio en llamar el tamarismo. Esto es, la entonces conocida como Tamara, ahora Yurena; Leonardo Dantés; Tony Genil; Arlequín; Margarita Seisdedos, madre de la artista, y Loly Álvarez. Todos ellos protagonistas de algunos momentos irrepetibles de televisión durante el cambio de milenio. Para muchos, unos caraduras; para las mentes tras Superestar, personas con una historia que contar que iba mucho más allá de lo que hacían delante de las cámaras.
Es difícil saber si todo lo que se puede ver en Superestar es real al cien por cien. Algunos de los pasajes más surrealistas sí se han contado en programas de televisión que ya no existen por quienes entonces los vivieron, claro, pero eso no otorga veracidad a lo que aquí se muestra, que simplemente refleja algunos de los testimonios que los integrantes de la pandilla dieron en antena previo pago. Lo que sí es completamente cierto es que Yurena, entonces Tamara, nació en Santurce y quiso desde bien pequeña dedicarse a la canción. Que prácticamente se autoprodujo un primer disco que ahora mismo es imposible de encontrar. Que pasó su juventud obsesionada con la música New Wave. Y que un día cogió las maletas y acompañada de su madre Margarita se plantó en la capital dispuesta a comerse el mundo y a construir una carrera. Hasta que se encontró con toda esa pandilla que la acompaña a lo largo de Superestar, en lo bueno, poco, pero también en lo malo.
Es humanidad lo que desprende Superestar al retratar a unas personas que verán la serie y que de un modo u otro han estado involucrados en el proceso de producción. “Es que es un papel que implica una responsabilidad enorme. Primero porque es una persona que existe y de alguna manera sí se ha involucrado en el proyecto. Al mismo tiempo es una ficción muy alocada. Obviamente yo quiero rendirle homenaje a esta figura, pero tampoco podía dejar de serle fiel al texto”, contaba Ingrid García-Jonsson en las páginas de Vogue agosto. Lo que queda claro tras ver los episodios que componen esta serie, es que el objetivo está más que conseguido. Superestar no se parece a prácticamente nada que se haya visto antes en televisión y consigue redimir los pecados de la sociedad con unas personas que, vistos con ojos de hoy, solo buscaban divertirnos (y vaya si lo hicieron).
‘Superestar’ se estrena el 18 de julio al completo en Netflix.