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Una de las claves para que algunas películas enganchen al público es ofrecerles algo nunca visto. Estoy seguro de que eso fue lo que pensó Sylvester Stallone mientras estaba haciendo ‘Máximo riesgo’, uno de los mejores thrillers de acción de su carrera. Como su presupuesto era más ajustado de los que se manejan actualmente, la estrella no dudó en hacer recortarse 1 millón de dólares de su sueldo para que se hiciera una de las escenas más caras y peligrosas de la historia del cine.
El propio Guiness World Records señaló hace unos años que la escena en cuestión era la más cara hasta entonces rodada en el aire. Y tiene mucho mérito, porque apenas pudo hacerse una sola toma por por lo ambiciosa y peligrosa que era. Fue el especialista Simon Crane quien tuvo que pasar de un avión en marcha a través de una cuerda que une ambos mientras estaba a una altitud de casi 4.600 metros.
«Fácilmente podría haber muerto»
La maniobra que tuvo que hacer Crane era tan peligrosa que la escena solamente llegó a rodarse una vez. Hecha sin uso alguno del CGI, su única medida de protección era un paracaídas oculto. Y menos mal que así fue, pues es cierto que llegó al segundo avión, pero finalmente no pudo entrar. Rebotó en varias ocasiones contra el mismo y casi atravesar los motores, se liberó y saltó en paracaídas. A saber qué habría pasado de no haberlo tenido o si hubiese fallado…
El director Renny Harlin solucionó este hecho a través de un hábil uso del montaje y Crane no tuvo problemas en afirmar años después que «definitivamente, al 100% lo haría de nuevo«. Y eso que necesitó meses de preparación para hacerlo, y aún así no salió tal y como estaba esperado. Él mismo reconocía que «fácilmente podría haber muerto«.
Por suerte, Crane logró salvarse y seguir trabajando con regularidad en Hollywood. De hecho, también ejerció como especialista en títulos tan populares como ‘Goldeneye’, ‘Titanic’, ‘Salvar al soldado Ryan’, ‘Guerra Mundial Z’ o la reciente ‘Infinite’.
Por su parte, ‘Máximo riesgo’ fue un indiscutible éxito comercial, ya que tuvo una recaudación mundial de 255 millones frente a un presupuesto de 70. Durante años se habló de una secuela con el regreso de Stallone, pero finalmente ese proyecto se canceló en beneficio de un reboot que Lily James protagoniza a las órdenes del español Jaume Collet-Serra.