Lo que sí o sí debes saber de la rutina cosmética coreana, explicado para principiantes
En un mercado saturado de promesas vacías y soluciones rápidas, la cosmética coreana ha logrado algo otrora impensable: cambiar hábitos, establecer nuevos estándares de calidad y educar al consumidor en torno al cuidado de la piel. Al cuidado de verdad, basado en una máxima que, hasta hace poco, al resto del mundo todavía nos costaba interiorizar: que prevenir es, siempre, mejor que curar. La belleza, desde esta perspectiva, se presenta como una combinación holística de salud, bienestar y prevención. “La belleza es una conexión entre tu interior y tu exterior. Significa resplandecer, brillar y estar mentalmente sano para luego ser capaces de proyectar lo mejor de cada persona”, explica Lilin Yang, fundadora y CEO de MiiN Cosmetics, una de las principales plataformas de difusión de la cosmética coreana en Europa. “De pequeña veía a mi madre dedicarse sus 20 minutos diarios para ponerse todos los pasos de su skincare, y me encantaba. Desde muy joven ya tenía mi propia rutina (con productos aptos para mi edad), y creo justamente que este es el mejor consejo que me han dado y que puedo dar: crear una rutina diaria que te haga sentir bien, es decir, que te haga sentir bella”.
¿Qué hace tan efectiva a la cosmética coreana?
La respuesta corta: formulación, tecnología y sensorialidad. Corea del Sur destina millones de dólares a I+D en el ámbito cosmético, compitiendo a nivel de innovación con la industria farmacéutica. Ingredientes como la centella asiática, el mucinato de caracol, la niacinamida, el ginseng rojo, el arroz fermentado, o el té verde son habituales en los INCI coreanos —siglas de International Nomenclature of Cosmetic Ingredients, sistema estandarizado para nombrar los ingredientes de productos cosméticos y de cuidado personal a nivel mundial— por su eficacia demostrada. “Diría que el mayor pilar de la cosmética coreana son sus fórmulas. Toman ingredientes eficaces que, mediante tecnología punta y un I+D+i increíble, pasan a convertirse en formulaciones de muy alta calidad”, explica Yang. Y no solo se trata de lo que contienen, sino de cómo se presentan: texturas sedosas, geles ultra absorbentes, emulsiones con acabado aterciopelado… Todo está pensado para crear una experiencia placentera. “Los aromas, incluso el packaging, están diseñados para que el tiempo que cada persona le dedique a su rutina pase a ser un momento de paz y relajación”.
Los 10 pasos y productos de la rutina cosmética coreana, explicados para principiantes
La rutina de cuidado facial coreana estándar consta de 10 pasos. Y no, no es una fórmula rígida ni universal, pero sí una guía que se puede adaptar a la edad, al tipo de piel, al estilo de vida y al clima, con un objetivo muy claro: prevenir para no tener que corregir. Esta idea de belleza preventiva —clave en la cultura coreana— pone el foco en mantener la piel en buen estado a largo plazo, en lugar de esperar a que los problemas aparezcan. Y aunque pueda parecer una rutina extremadamente larga o complicada, nada más lejos de la realidad: una de sus claves es que se adapta a las necesidades y al momento vital. Ana Morales, directora de belleza de esta cabecera, lo corrobora en este artículo a propósito de lo aprendido durante una visita reciente a la capital coreana: “El equipo médico de la clínica V&MJ Dermatology de Seúl me confirmó que las coreanas tienen en su cuarto de baño muchos productos, pero no los usan todos a la vez, sino que los van alternando en función de las condiciones de su piel y de los factores externos. ¿Entre sus esenciales? El tónico, la esencia y la fotoprotección. Y pueden alternar todos esos productos con facilidad y sin riesgo de sufrir posibles contraindicaciones, porque si por algo se caracterizan las marcas de cosmética coreana es por no tener muchos activos en la misma fórmula”. Aclarado esto, es hora de pasar a la práctica.
#1. Desmaquillante
Uno de los grandes legados de la cosmética coreana: la doble limpieza. Esta forma de limpiar y desmaquillar el rostro se basa en usar primero un limpiador en aceite (para eliminar el protector solar, maquillaje y sebo) y luego uno con base acuosa (para retirar restos de suciedad que haya dejado el aceite, el sudor y las impurezas solubles en agua). Así no solo garantizaremos una piel completamente limpia, también una mejor absorción de los productos que apliquemos a posteriori.
#2. Limpiador
Después del limpiador en aceite, toca el paso del limpiador en gel para, como adelantábamos, eliminar todo resto de impurezas, maquillaje y suciedad que pudiesen quedar tras el primer desmaquillado. Lo ideal sería repetir los dos pasos (aceite y limpiador en gel) mañana y noche pero, si prefieres acortar tiempos, reserva la doble limpieza para tu rutina nocturna y utiliza el limpiador con base acuosa por las mañanas, cuando no hay la necesidad de eliminar maquillaje ni cosméticos excesivamente persistentes.
#3. Exfoliante
Se recomienda usar de dos a tres veces por semana para ayudar a renovar la piel, desobstruir los poros y mejorar la textura. Dependiendo de gustos y necesidades el exfoliante puede ser físico (esto es, con partículas) o químico (con AHA, BHA o PHA). ¿La diferencia, en la práctica? Los exfoliantes físicos actúan frotando pequeñas partículas sobre la piel para arrastrar las células muertas de la superficie, mientras que los químicos emplean ácidos o enzimas que descomponen las uniones entre esas células, facilitando su eliminación sin fricción.
#4. Tónico
Si todavía no utilizas un tónico a diario en tu rutina, esta es tu señal para empezar a hacerlo desde ya. Los motivos son tantos y tan diversos como tipologías de tónicos existen: los hay para hidratar y equilibrar el pH tras la limpieza, para minimizar el aspecto de los poros, para calmar la piel seca y/o deshidratada, unificar el tono de la piel…. En definitiva, para casi cualquier preocupación cutánea que puedas imaginar, además de que todos preparan la piel para que los siguientes productos penetren mejor. ¿Un tip? Si nunca has utilizado tónico o te apetece probar un formato diferente, hazte con uno en formato ‘pads’ en el que la fórmula ya viene impregnada en discos de algodón.
#5. Mascarilla
Una o dos veces por semana, las mascarillas actúan como un boost de hidratación o tratamiento específico (antiedad, antiimperfecciones, de luminosidad, para tratar rojeces…). Contienen altas concentraciones de ingredientes activos que se absorben lentamente mientras se lleva la mascarilla puesta, el tiempo que cada fórmula indique. Un paso clave para aportar esa dosis extra de mimos a nuestra piel, que supondrá también un momento de desconexión y autocuidado con beneficios mucho más allá de la apariencia física.
#6. Esencia
La esencia es uno de los productos más representativos de la cosmética coreana, y también uno de los más infravalorados fuera de sus fronteras. Ligera como un tónico pero con mayor concentración de activos, las esencias promueven la hidratación y la regeneración celular. Además, como en el caso del tónico, se trata de un paso intermedio que refuerza la eficacia de los productos que siguen.
#7. Sérum
Los sérums son fórmulas con una gran cantidad de ingredientes activos (véanse vitamina C, retinol, ácido hialurónico, niacinamida, péptidos…) que actúan en concentraciones superiores a las de cremas o tónicos. Suelen tener bases acuosas, en gel o muy fluidas para permitir una absorción profunda y rápida en las capas más internas de la piel, y se formulan para tratar preocupaciones concretas como líneas de expresión, manchas, deshidratación, pérdida de firmeza, poros dilatados, tono desigual… Frente a la crema hidratante, que se enfoca en nutrir y sellar la hidratación, el sérum trata, no protege. No reemplaza, complementa, y se aplica antes de la crema para potenciar los resultados.
#8. Contorno de ojos
La piel del contorno de los ojos tiene alrededor de 0,5 mm de grosor (frente a los 1,5–2 mm del resto del rostro), lo que la hace más vulnerable a agresiones y envejecimiento. Esto implica menos hidratación natural y, si tenemos en cuenta que parpadeamos más de 10.000 veces al día y que, además, hablamos de una zona propensa a la retención de líquidos, es lógico pensar que requiera productos específicos, generalmente más nutritivos y formulados para combatir bolsas, ojeras o signos de fatiga. Así, la cafeína, péptidos, ácido hialurónico, retinol (en baja concentración) o extractos calmantes y energizantes (como la centella asiática o el ginseng) son algunos de los ingredientes clave en sus fórmulas.
#9. Crema hidratante
Un básico donde los haya de cualquier rutina cosmética a lo alto y ancho del globo. Su función es sellar todos los pasos anteriores y mantener la hidratación de la piel. Dependiendo de la textura, puede ir desde una crema rica y densa hasta una emulsión ligera. “La personalización es clave”, señala Yang. “A una piel grasa tal vez no le resulte agradable una textura untuosa, por eso debe optar por productos más fluidos, en texturas gel, más frescas y ligeras”.
#10. Protector solar
El paso más importante de todos, y el más ignorado en muchas rutinas occidentales. En Corea, el uso diario del protector solar está tan interiorizado como lavarse los dientes. Además, los laboratorios coreanos han desarrollado fórmulas ultraligeras, sin los típicos residuos blancos y con filtros muy, pero que muy avanzados. “Me arriesgaría a decir que la cosmética coreana ha introducido texturas de un nivel superior, especialmente en la categoría de protectores solares, siendo estos mucho más ligeros pero de igual o mayor efectividad que los ya existentes”, afirma Yang. Eso sí, recuerda que aunque puede que sea el paso más importante de la rutina será siempre el último de esta (justo antes del maquillaje si lo hubiese). Solo así nos aseguraremos de formar una barrera eficaz contra los rayos UV y evitar que otros productos interfieran con su función protectora.
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