Zhamira Zambrano: “Soy de las que saca una canción y se mete todos los días en las plataformas para ver qué está pasando. Puede ser bastante drenante”

En el que será su primer álbum de estudio, cuyo lanzamiento está previsto para finales de este año, Zhamira Zambrano (Caracas, 1998) exprime la luminosa etapa vital que atraviesa: tiene una relación estable con su marido, el también cantante y productor musical Jay Wheeler; en septiembre del año pasado ambos dieron la bienvenida a su primer hija y, en el plano profesional, su carrera parece encontrarse por fin en un lugar desde el que poder cimentar su identidad creativa. “Es algo que me tiene emocionada. Todo artista sueña con un momento como este, en el que puedas solidificar todas tus ideas en un proyecto. Y todo está atado a un concepto visual con el que estoy tratando de ser muy precisa y perfeccionista, porque le tengo mucho cariño a lo que hago”, introduce la venezolana por videollamada (desde su residencia en Miami).

Hasta que vea la luz el disco, Zambrano irá adelantando algunos de los temas que estarán comprendidos en él. De hecho, hay canciones, como la balada Me Hubiese Gustado, junto a Noreh, o la reciente No me quiero ir –en la que retrata un amor cálido, sencillo y apacible–, que ya han sido puestos a disposición del público. “No es un secreto que en pareja, como en tantos otros aspectos de la vida, hay altibajos. Hay días en los que todo está bien y hay días en los que no tanto. Pero, en esencia, para mí el amor no debe ser ni tan complicado ni tan feo. No debe doler. Enamorarse puede tener esa connotación negativa cuando uno ya viene roto de antes. Lo sé, yo he estado ahí. Pero ahora estoy viviendo la otra cara de la moneda”, ahonda Zambrano, que en 2022 contrajo matrimonio con el citado Wheeler, con quien ha establecido una unión en la que lo sentimental y lo artístico se abrazan de manera indisoluble. De hecho, el puertorriqueño ha estado presente –algo que también ocurre a la inversa– en todo el proceso de escritura y producción de este nuevo trabajo en el que tantas esperanzas tiene puestas su autora.

Ha pasado casi una década desde que en 2016 empezases a darte a conocer en el programa ‘La banda’, de Univision. ¿Qué ha hecho que este primer álbum haya tardado tanto en llegar?

Justo una semana después de graduarme en el instituto, entré de lleno en el reality de La banda. Al superar el casting, la niña soñadora que yo era entonces pensó que ya había llegado a algún sitio. Pensaba que ahí me iba a convertir en una superestrella. Que iba a lograr todas mis metas artísticas. Obviamente, no fue así. Sin embargo, considero que esa etapa de mi vida fue como una ‘miniuniversidad’. Me ha marcado. No gané, pero me enseñó mucho: hasta entonces, no sabía lo que era trabajar en televisión o la disciplina que implica estar en un show de esas características. Son lecciones que me siguen acompañando a día de hoy. El talento sin la disciplina no va a ningún lado. Después de aquello, firmé con dos discográficas distintas, pero no funcionó en ninguna de las dos ocasiones. No nos entendíamos en la visión creativa. En todo ese tiempo, yo seguí haciendo covers en las redes sociales. Baladas, que es lo que yo quería hacer. Al llegar la pandemia, yo estaba en el proceso legal para salir del último contrato que había firmado, y en ese momento fue cuando conocí a mí esposo. Él fue quien revivió en mí las ganas de hacer música. Siempre digo que él llegó a mi vida a reparar cosas que no fueron rotas por él.

¿Con qué términos defines tu proyecto en el momento actual?¿Qué conceptos artísticos te interesan?

Tuve que atravesar un conflicto conmigo misma para no encasillarme en algo, porque es verdad que yo misma me había metido en la cabeza que solo podía hacer baladas, boleros y música lenta. Y no me estaba dando a mí misma la oportunidad de crear otro tipo de música. Nunca en mi vida pensé que iba a hacer una bachata como Estrellita. Lo que marca la diferencia es el hecho de darme la oportunidad de explorar otros registros. No por obligación, sino por decisión propia. No me quiero poner límites. Además, en lo personal estoy en una etapa de mi vida demasiado bonita. Y siento que, cuando lo emocional está bien, lo demás fluye. En lo musical, estoy haciendo una cosa más romántica, sana, de la que puede disfrutar toda la familia. Para todos los oídos. Si a mí me saliera hacer trap y reguetón, yo haría trap y reguetón. Pero es que no me sale ni un poco. Ya lo he intentado.

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