Para ser totalmente sincera, no he seguido de cerca estos últimos años las peripecias adolescentes de El verano en que me enamoré, pero como me encanta la protagonista, Lola Tung, casi tanto como me aburren los dos rubios intercambiables de la serie. Así que he pensado darle otra oportunidad a la serie con el estreno de la tercera temporada.
Y así, sin más preámbulos, esto es todo lo que pensé en mi reencuentro con El verano en que me enamoré:
- Dios, quiero estar en una piscina ahora mismo.
- Irónicamente, la única razón por la que no estoy en una piscina ahora mismo es porque estoy retomando esta serie.
- ¡Lola Tung está tan guapa!
- Lo de encontrar a tu alma gemela en la universidad me da claustrofobia.
- ¿Qué hermano rubio es este?
- Recuerdo que pensaba que mi dormitorio en el campus era gigantesco, pero este me parece un cuchitril, lo que me hace pensar que el mío también sería diminuto.
- De hecho, hace poco volví a alojarme en una de esas habitaciones universitarias en mi décima reunión de antiguos alumnos (qué vieja soy) y molaba bastante más dormir en una cama de 90 cm cuando tenía la edad de Belly.
- Podcasts de ‘true crime’: los mejores amigos de las madres con síndrome del nido vacío.
- ¡Uy, mención a Conrad!
- Vaya, Steven no pierde baza.
- Echo de menos a Alicia Silverstone.
- Coño, Belly se acuesta con Jeffremiah (o como se llame).
- Vale, no estoy muy al día de las temporadas anteriores, pero me encanta cuando los dramas adolescentes reconocen que la mayoría de los adolescentes… tienen sexo.
- ¿Por qué esta universidad se llama Finch?
- El bronceado y el pelo rubio de este chico me recuerdan a un sándwich de queso a la plancha.
- Por desgracia, también me recuerda a un chico del equipo de lacrosse de mi instituto, un auténtico capullo al que le sigo deseando lo peor.
- ¡Anda, ahí está Conrad!
- Al menos este no me recuerda a ninguna comida pringosa de fiesta de fraternidad.
- Aunque no puedo decir que me encante su flequillito ahuecado.
- ¡Me gusta su terapeuta!
- Belly, tienes razón en odiar la fraternidad de este chico.
- Oye, ya que estamos, ¿habéis visto el documental The Hunting Ground?
- ¿O leído Know My Name de Chanel Miller?
- No me importa nada el trabajo de Steven, la verdad.
- Pero sí me importa su relación secreta con Taylor.
- ¡Belly se va a París!
- Gran sitio para estudiar fuera.
- ¿Jeremiah no se gradúa?
- ¡Deja a este pringado, Belly!
- Perdón, vale, está triste, pobrecito, pero aún así…
- ¡Eres demasiado guapa para consolar a un rubio random con camiseta de rugby por sus malas notas!
- Pensaba que Steven tenía un ojo muy femenino para la decoración, pero es que está durmiendo en la habitación de Taylor.
- Que está en la casa de una sororidad, claro.
- Steven es sin duda el hombre más guapo de la serie.
- Estoy de acuerdo con Taylor en que no hay diferencia sustancial entre una hermandad y un club gastronómico de Princeton.
- ¡Ciclistas melocotón! Brava, Taylor.
- Entiendo el impulso femenino de ponerle protector solar al inconsciente de tu novio, ¡pero que se lo ponga él, Belly!
- ¿Taylor reclutando? ¡Reina!
- Momento Chappell Roan.
- Sé que parece que me estoy pasando con Jeremiah, pero…
- LOL, me parto con lo fumeta que es Jeremiah (y Belly, todo lo contrario).
- Dios, pobre Mia.
- Me alegro de que Conrad y Jeremiah se hablen (más o menos).
- A mí también me encanta Taylor con los ojos ahumados.
- ¿El vestido de Belly es de Reformation? Me gusta.
- ¡Sí! ¡París!
- Dios, incluso ver una fiesta de fraternidad en pantalla me da náuseas.
- Cuando Conrad le cuenta la historia de su triángulo amoroso a esta chica, suena un poco loco.
- Casi como… ¡la premisa para una telenovela adolescente!
- Esto es un poco como El guardián entre el centeno con todas esas adolescentes indefensas emborrachándose.
- OMG, ¿Jeremiah engañó a Belly?
- ¡MATEN A ESE HOMBRE!
- Era broma…
- ¡Pero por lo menos rállale el coche!
- ¡Reúne a todas las mujeres de la fiesta y le sacais los ojos!
- ¡No! La típica justificación de “nos habíamos dado un tiempo”.
- Ross Geller lo hizo primero, nene.
- Ay no, Belly vomitando.
- Nos encanta una carrera a cámara lenta, ¿verdad, peña?