Contorno de ojos: cómo darle el mimo que se merece
La mirada es el espejo del alma y, siendo una obsesionada de la cosmética y la belleza, espero que la mía refleje hidratación y luminosidad. A menudo (especialmente entre las generaciones más jóvenes) tendemos a olvidarnos de cuidar esta zona tan delicada del rostro, la que tiene la piel más fina y sensible. ¿Sabías que hasta nuestras lágrimas debilitan la piel de esta zona? Solo nos acordamos del contorno de ojos cuando aplicamos corrector de ojeras y buscamos que no se nos cuartee, pero sorpresa: eso solo se consigue si antes le damos el mimo que se merece.
El contorno de ojos es la solución, aunque su uso suele suscitar alguna que otra duda. ¿Se aplica antes, o después de la crema facial? ¿En qué zona exactamente? ¿Cuánta cantidad es la adecuada? ¿Se debe aplicar día y noche? Preguntas como estas son más comunes de lo que pensamos, y con razón. Es una zona delicada que, si llegamos a entender bien cómo cuidarla, no solo conseguiremos una mejor base para nuestro maquillaje, también estaremos previniendo la aparición de líneas de expresión, fatiga y bolsas.
Cómo aplicar el contorno de ojos, según una famosa facialista londinense
Con la reputación de ser la facialista más solicitada de todo Londres, Sarah Chapman se ha convertido en la meca de la sabiduría beauty para celebridades, editoras de belleza y amantes del cuidado de la piel. Con esta premisa es difícil no coger papel y boli para apuntar absolutamente todo lo que recomienda, y es justo lo que hice. Estas son todas las claves que Sarah nos compartió, para que tú también puedas aplicar la crema del contorno de ojos como una profesional (con un par de tips inesperados). Tu futuro yo te lo agradecerá.
- Sonríe frente al espejo para detectar dónde se forman los pliegues al gesticular. Aquí es donde concentraremos la mayor parte del producto, ya que son las zonas donde aparecerán las líneas de expresión. Aplica una cantidad del tamaño de un grano de arroz usando el dedo anular, el más débil, para tirar lo mínimo posible de la piel.
- Aplica un poco justo debajo de la ceja. El párpado superior también es una zona delicada y así podremos cuidarla un poco mejor. Con el movimiento natural del parpadeo, la crema viajará de forma orgánica.
- No te olvides del entrecejo. Para reducir la aparición de otras líneas de expresión, la facialista recomienda aplicar un poco de crema del contorno de ojos en la zona que ella denomina “el 11” —el entrecejo, que a menudo sin querer fruncimos creando líneas de expresión verticales—.
- Aprovecha el sobrante. Lo que quede en tus dedos puedes extenderlo ligeramente por las líneas de expresión de la sonrisa.
Durante toda esta rutina utiliza la técnica suave de “presionar y dar golpecitos”, ya que así estimulamos el drenaje linfático y reducimos la hinchazón. Sarah nos recuerda que no debemos ser demasiado bruscos, es decir, no frotar, tirar o usar demasiado producto. Además, aconseja aplicar el contorno no muy cerca de la línea de las pestañas, ya que puede provocar irritación o milia. Lo ideal es que el producto se quede en el hueso orbital y dejar que se desplace de forma natural.
Ante la duda existencial sobre qué crema utilizar, si una de día y otra de noche o una única, la facialista londinense lo tiene claro: “Una crema de ojos bien formulada puede usarse tanto de día como de noche. Aunque la piel puede tener necesidades ligeramente distintas según el momento del día, lo fundamental es elegir un producto que esté diseñado inteligentemente para tratar varias preocupaciones a la vez”.
Las claves de por qué nuestra ojera es como es
“Las necesidades de la zona de la ojera no son las mismas que las del resto de la cara. Su piel es entre 0,2 y 0,3 milímetros más fina, el pH es distinto y está continuamente en movimiento porque parpadeamos cada pocos segundos; además, apenas hay glándulas sebáceas y, como consecuencia, aparecen finas líneas y arrugas, flacidez…”, nos confirmaba Raquel González, cosmetóloga y creadora de la firma de cosmética Byoode, en este artículo a propósito de la conocida como ‘ojera española’. Otro factor que no debemos pasar por alto es la genética, aunque no tiene un papel tan determinante como creemos. “Se estima que influye en torno a un 15-25%, dejando el resto del peso a nuestro estilo de vida y factores medioambientales”, explicaba con la misma premisa Marta Agustí, directora dermocosmética de Boutijour.