Como cada año, surge la misma pregunta en Internet: ¿me broncearé más rápido o conseguiré un cutis más moreno si como zanahorias?
Las temperaturas suben, y con ellas el deseo de actualizar tu rutina para reavivar el bronceado natural de tu piel a medida que se acerca el verano. Y existe un truco de belleza milenario: el poder bronceador de las zanahorias. Se dice que esta hortaliza, potenciadora del brillo del cutis, acentúa la pigmentación de la piel y proporciona un bronceado digno de una ociosa sesión en la playa. ¿Mito o realidad? Revelamos toda la verdad sobre los beneficios de este superalimento.
Zanahorias para el bronceado: ¿puede esta hortaliza cambiar el color de la piel?
La respuesta es sí. Las zanahorias contienen una gran cantidad de betacaroteno, un pigmento natural de la familia de los carotenoides. Cuando las comemos, nuestro organismo convierte el betacaroteno en vitamina A, esencial para una piel sana, mediante enzimas específicas en el intestino delgado. Si aumentamos la ingesta de betacaroteno, este se almacena en la capa grasa subcutánea, dando a la piel un tono ligeramente anaranjado. Para que el efecto sea perceptible es necesario consumir zanahorias con regularidad, y en cantidad considerable. De hecho, el tono anaranjado desaparece gradualmente a medida que disminuye su ingesta. Conseguir un cutis bronceado con zanahorias es, por tanto, un proceso a largo plazo.
¿Cuál es la cantidad de zanahorias necesaria para potenciar mi bronceado?
Los científicos coinciden en que 100 gramos al día son suficientes para aumentar los niveles de betacaroteno en el organismo y, por tanto, potenciar el bronceado. Cada ración de 100 gramos de zanahoria cruda contiene entre 7000 y 8000 µg de betacaroteno. La zanahoria típica suele medir unos 15 centímetros de largo y pesa 110 g, por lo que una sola zanahoria es suficiente para aumentar la ingesta de betacaroteno y colorear la piel a largo plazo. Las zanahorias ecológicas y sin tratar son la mejor opción, y debemos incluirlas en la dieta dos o tres meses antes del verano, para que los efectos se noten justo al comienzo de la temporada estival. Sin embargo, hay que tener cuidado de no caer en la carotenodermia, es decir, el consumo excesivo de alimentos que contienen β-caroteno: el exceso puede provocar la decoloración de las manos y una alteración del aporte diario de micronutrientes, por lo que es importante estar alerta a la hora de comer zanahorias.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.fr. Traducción y adaptación: Carmen Cocina.
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