Anarquista convencida, la periodista Cecilia G. de Guilarte narró la guerra civil española desde el terreno porque “tenía tanto miedo que sólo podía disimularlo yéndome de verdad al frente”. En el frente Norte se unió a un batallón anarquista, corriendo riesgos que quedarían plasmados en sus crónicas. Tenía 20 años. Con 19 había llegado desde su Tolosa natal a un Madrid sumido ya en un clima tenso y convulso para abrirse un camino como periodista que comienza en la revista Estampa, aunque ya había publicado dos novelas y algunos relatos. La escritura era su medio, se convirtió en el sustento de su familia, y nunca dejó de practicarla. Ni tras perder la guerra, que también le había arrebatado un hermano, y exiliarse a México, ni tampoco al regresar al País Vasco junto a su familia. Volvió a España en 1963, donde al principio los vecinos no la saludaban por temor a represalias, tras un trágico accidente de automóvil que actuó como catalizador para tomar la decisión de regresar, dejando en México a su marido y a su hija mayor.
Al regresar, Cecilia tuvo que reemprender su carrera sin contactos ni influencia en el mundo editorial de la dictadura de Franco. En 1968, el diario donostiarra La Voz de España publicó unas crónicas en las que la periodista rememora su experiencia en el Madrid previo al golpe. Estas memorias, escritas con lucidez, ligereza y una sensibilidad periodística especial, están recogidas hoy en Los años de las verdes manzanas, publicado por la editorial de no ficción Plankton Press, junto con otros textos inéditos sobre su paso por el frente y su vivencia como refugiada en Francia. Una oportunidad de acercamiento única para los lectores a una figura de las letras españolas injustamente olvidada por el mundo editorial.
Cortesía de Plankton Press
Los años de las verdes manzanas: memorias de una escritora que perdió la guerra
En estas líneas, la autora retrata un Madrid en el que bulle una violencia que escala cada día. Una tensión que vaticina algo peor, y que mantiene a muchos en un estado de desconfianza. Para Ana María Ruiz Gómez, hija de la periodista y escritora, Los años de las verdes manzanas supone “un acercamiento a esos momentos previos al estallido de la guerra”. Un ejercicio de memoria que tiene la capacidad de trasladar al lector a ese Madrid en el que se respiraba la tensión. “Esas crónicas te están enseñando la inquietud que había antes del golpe, por lo menos así lo representa ella. Había discursos, había inquietud, la gente era muy, muy consciente de lo que pasaba. Y en sus artículos es lo que se ve.” Crónicas en las que, pese a todo, se filtra el sentido del humor de Cecilia, que consigue crear textos amenos de leer y, aunque la mayoría se publicó en 1968, todavía bajo la dictadura, se puede percibir bajo las líneas el sentir político y los valores de quien los escribe.
“Es un retrato interesantísimo el que ella hace del Madrid de la época”, apunta Marta Koch Mehrin, editora del libro. “Por un lado, por su mirada, la de una persona que viene de la periferia e inmediatamente se presenta como una chica de 19 años que viene de un pueblo vasco. Esa visión del Madrid cosmopolita y visto desde la España provincial. Ese Madrid loco, el Madrid de la víspera, que ella tiene una serie de expresiones para definirlo que me parecen muy especiales, y te pone los pelos de punta. Algo que caracteriza la mirada de Cecilia es que es capaz de poner una cierta distancia. Es una persona muy poco fanática y mira las cosas con objetividad, aunque es verdad que son artículos escritos durante el franquismo y se está autocensurando, porque es una persona profundamente republicana, que luchó por la causa.”
En una de sus crónicas, Aventuras de mucha desventura, cuenta con mucho sentido del humor algunas de las experiencias más duras que encontró como periodista en el frente, siguiendo los pasos de los milicianos. Desde el hambre y el frío hasta encontrarse de pronto en un fuego cruzado o ser retenida al ser tomada por espía. El texto que cierra el libro, Un perro en la guerra, inédito hasta 2001, es un emotivo relato de la miseria y hostilidad que sufrieron los refugiados españoles en Francia contado a través de su compañero de viaje: su pastor alemán Toni.