Pickleball: el deporte que mejora el equilibrio y la agilidad mental
La escena de la serie Hacks en la que Kayla y Jimmy intentan conquistar laboralmente a Winnie en el club de pickleball en el que juega (partido mediante) refleja bastante bien el componente social de este deporte convertido en fenómeno que empieza a despuntar en España. Cuenta la asociación USA Pickleball que se inventó en 1965, cuando el congresista Joel Pritchard y el empresario Bill Bell reinventaron una antigua cancha de bádminton que tenía el primero en su residencia de verano e improvisaron un juego con unas palas de ping-pong y una pelota de plástico perforada. En ese momento lo que querían era ‘jugar con su familia’ a algo –cuenta la leyenda que la escena sucedió cuando llegaron a casa tras un partido de golf y vieron a sus hijos sin hacer nada, típica escena de tarde de verano–. Poco a poco fueron fijando las reglas y la ocurrencia se convirtió en práctica reconocida oficialmente –el nombre hace referencia a esa combinación de elementos de otras modalidades a modo de popurrí– y en furor absoluto en Estados Unidos.
En 2022 The Sports & Fitness Industry Association lo reconoció como el deporte de más rápido crecimiento por segundo año consecutivo (el número de jugadores en ese país se duplicó). Y como ocurre siempre cuando las tendencias se popularizan, aunque es un deporte con poco impacto, su práctica desmedida ocasionó, según datos de la American Academy of Orthopaedic Surgeons, un incremento de fracturas de huesos de un 200 % en los últimos años. Pero más allá del dato anecdótico y la moraleja (todo, en su punto medio) la realidad es que esta mezcla de tenis, ping-pong y pádel, como lo definen algunos de sus fieles, se está popularizando en nuestro país a velocidad de vértigo (incluso se practica en muchos colegios) y está confirmando el componente social de este tipo de juegos de raqueta que se practican en equipo. Ya no se trata solo de quedar y moverse, sino de crear un plan en torno a la partida con todas las bondades que eso tiene para el bienestar emocional.
Se ha convertido en un plan social
Bethany Calsy, norteamericana afincada en España, empezó a interesarse por él cuando en nuestro país todavía era un gran desconocido. “Me costó encontrar un sitio donde poder practicarlo. Pero a finales de 2020 empecé a involucrarme en la Asociación Madrileña de Pickleball y desde entonces no he parado”, cuenta a esta cabecera. Y uno de los motivos de esta afición es precisamente todo lo que aporta desde el punto de vista humano. “Lo que más me gusta es que se juega al aire libre, aunque también hay pistas cubiertas, y que es muy social. Lo más habitual es jugar en dobles, así que hay mucho compañerismo. Es bastante fácil unirse a un grupo o a un club. Una vez que entras en el ‘circuito’, hay muchas oportunidades para participar en torneos o grupos de todos los niveles. Practico otros deportes, pero el pickleball tiene algo especial: combina ejercicio, estrategia y buen ambiente”. Y hace referencia a la inclusividad que genera su práctica. “Lo que más destaca, sobre todo a nivel del aficionado, es el valor de la diversidad, es realmente intergeneracional. En una misma tarde puedo jugar con una persona de 70 años, otra de 50, alguien de 25 y hasta con un niño de 11. También comparto pista con compañeros con discapacidades físicas o intelectuales”, explica Calsy.
Los beneficios físicos (y mentales) del pickleball
Como “amateur con aspiraciones de pasarlo bien”, tal y como Bethany Calsy se autodefine, la práctica regular de este deporte ha tenido un impacto muy positivo en su estado de ánimo y salud cerebral. “He notado una mejora clara en mis reflejos, mi agilidad y mi coordinación. Además, como es divertido y social, se convierte en una forma muy amena de mantenerse activo sin que se sienta como un esfuerzo”. La entrenadora Sara Álvarez, cofundadora del centro Reto48 y jugadora de pickleball, también insiste en ese componente social: “Se ha convertido en un plan: conoces gente, te ríes, compites si quieres y terminas haciendo comunidad”, dice. Y repasa sus beneficios físicos (espóiler: según un estudio publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health en 2021, las personas adultas con un estilo de vida sedentario que empezaron a jugar a pickleball aumentaron la potencia de las piernas un 11 % en seis semanas). “Es muy bueno para mejorar la coordinación, la agilidad, el equilibrio y la resistencia. También estimula las conexiones cerebrales, lo que se ha relacionado con una mejor salud cognitiva a largo plazo. Y como tiene un impacto más bajo que otros deportes, es ideal incluso para quienes están volviendo al ejercicio o buscan algo menos agresivo para el cuerpo”, explica.
Algo que confirma también Simon Pearson, responsable de producto de raqueta en David Lloyd Clubs en Reino Unido. “Es un deporte de bajo impacto pero aún así eleva el ritmo cardíaco. Con su práctica el equilibrio y la agilidad mejoran junto con la flexibilidad”. Y no descarta que acabe teniendo en Europa el mismo nivel de popularidad que atesora ahora el pádel. Es más, la cadena de centros deportivos contará este verano con una pista para su práctica en su establecimiento de Aravaca (Madrid). Aunque aún resulta difícil encontrar fácilmente lugares donde practicarlo en España, ya hay hoteles en los que se ofrece equipamiento como en Son Bunyola Hotel & Villas en Mallorca: “Nos encanta jugarlo con los invitados porque es muy rápido y fácil de aprender. En media hora la mayoría ya está disfrutando de un juego competitivo. Es mucho más accesible en comparación con otros deportes de raqueta”, afirma Katherine Wiley, Head Tennis Coach de la empresa hotelera Virgin Limited Edition. Todos son ventajas.