La experiencia empieza en el territorio del poco biri biri, donde los sabores son más suaves pero igual de memorables. El Halloumi —best seller del otro restorán de Manu, Bocado— es un queso grillado sobre mermelada de pimientos, aguacate, aceite verde y brotes, un equilibrio entre dulzor y frescura. El Vitel toné aporta ese guiño de cocina clásica argentina con anchoas y alcaparrones, mientras las Setas sobre puré de zanahorias confitadas se acompañan de salsa de mantequilla de maní y sésamo, cilantro y lima. Y para los amantes de la textura perfecta, las mollejas crocantes por fuera y mantecosas por dentro, con papas pay y lima, son un must.
Al subir de intensidad, entramos en el terreno con mucho biri biri. Aquí vive el Labneh, una receta original de Sofía que surgió en pandemia, cuando ningún yogur griego en Argentina le convencía: cremoso, con pistachos caramelizados, cebolla crispy, miel picante, sumac y cebollino, acompañado de crackers. Otro infaltable es el plato “Pongan Yema”, una tosta crujiente de masa madre cubierta con comté rallado, yema confitada, pimienta y escamas de sal; un bocado que concentra sabor y delicadeza en la misma mordida.
El capítulo final está reservado para el postre. El helado de boniato con caramelo de miso y garrapiñadas es el equilibrio entre dulce y salado, una apuesta con carácter. Sin embargo, para quienes prefieren por una opción más segura, la Copa Cindor, es la alternativa perfecta: cremoso de chocolate 72% de cacao y crema.