En cuanto a las joyas, Laura lució su anillo de pedida, hecho a medida por un joyero amigo de la familia del novio, Jesús. Además, ella decidió llevar unos pendientes con zafiros de Suárez que le regaló su ahora marido.
Una boda en Menorca: la celebración del amor entre Laura y Jesús
El mundo de las finanzas hizo que los caminos de Laura y Jesús se cruzaran y empezaran una nueva vida juntos en Suiza que, por fortuna, les llevó a realizar un viaje a Los Ángeles que lo cambiaría todo. “El viaje era para visitar a nuestros cuñados. Aprovechamos para hacer una ruta y, en una estancia en mitad del desierto cerca del Gran Cañón, en una casita de madera ideal para ver las estrellas con techo de cristal y barbacoa, mientras cenábamos un chuletón a la brasa, Jesús sacó el anillo y una botella de champán que había escondido y me pidió matrimonio. Al día siguiente, me sorprendió con un paseo en helicóptero por el Gran Cañón. Fue increíble”, confiesa la novia.
“La pedida en familia, al vivir en Suiza y querer unir a tantos amigos, optamos por celebrarla en Madrid. Cenamos en Asador Lecanda, un sitio que nos encanta”, recuerda Laura sobre aquel día. Después de la cena, la pareja privatizó el wine bar Gastón, para reunirse con sus amigos más cercanos. Un plan espontáneo, pero perfecto.
CUPIDA STUDIO
La temática del enlace: lo rústico y lo balear
La pareja se unió en matrimonio el pasado 28 de julio en la catedral de Ciutadella y lo celebraron en Finca Santa Teresa. “Tuvimos dudas al principio porque es una finca muy rústica. Al final, es el encanto de la isla, natural, sin artificio. Teníamos unas vistas al mar por todos los rincones de la finca y al faro de Cavalleria. No pudo ser mejor”, cuentan los novios sobre el lugar.