El secreto de las italianas para tener el pelo más sano: cuidarlo como la piel
El pelo largo, sano, brillante y cuidado es una seña de identidad de las italianas. Basta con visualizar las melenas largas de Ornella Muti, Monica Vitti, Gilda Ambrosio o Giorgia Tordini para entender que el cuidado del pelo (casi siempre largo) es algo muy arraigado en su cultura. Y de alguna manera viene de lejos, sobre todo si tenemos en cuenta que la imagen de melenas frondosas fue una constante en el arte renacentista italiano que ha llevado a algunos estilistas a hablar del ‘cabello Botticelli’, en referencia a las obras de Sandro Botticelli con mujeres poseedoras de melenas eternas e inspiradoras. La realidad es que las mujeres italianas son referente en cuanto al cuidado del cabello precisamente por la filosofía que tienen en torno a él. Así nos lo explicó el estilista Rossanno Ferreti, creador del famoso corte de pelo invisible y de un imperio en forma de salones y spas capilares, que creció muy vinculado a esa tradición italiana del cuidado de pelo (su abuelo era barbero y su abuela y su madre regentaban un salón de peluquería en el pueblo italiano de Campegine). “Las mujeres italianas son conocidas por su enfoque meticuloso y sofisticado hacia el cuidado del cabello. Priorizan un cabello sano y de aspecto natural, adoptando productos de calidad y técnicas que realzan la textura natural y el brillo de su pelo. El cuidado capilar está tan arraigado como el cuidado de la piel. Ambos se consideran aspectos esenciales de la autocuidado y las rutinas de belleza. En Italia así como valoramos nutrir y proteger nuestra piel, también le damos la misma importancia al cuidado de nuestro cabello, con el mismo nivel de atención y dedicación, utilizando ingredientes y productos de calidad”, nos explica el experto, que insiste en el concepto de la skinification en este terreno. En otras palabras: de la misma manera que limpiamos nuestra piel, la hidratamos y la nutrimos, las italianas tienen muy interiorizado el hecho de añadir un tercer paso en su rutina capilar, después de lavar y acondicionar. Son conscientes de la importancia de nutrir su cabello (y no solo de hidratarlo con un acondicionador), con un sérum capilar o aceite que aporte los nutrientes necesarios para proteger el cabello. De hecho, el estilista ha lanzado junto a la firma Kiko Milano una línea de cuidado capilar con una escueta pero efectiva oferta de referencias en las que además del champú, acondicionador y mascarilla, se incluye un sérum a base de ácido hialurónico para usar después de cada lavado (sin excusa) en medios y puntas.
La regla del tercer paso que aprenden desde pequeñas
Otro de los grandes valores añadidos de la filosofía italiana tiene un componente nostálgico muy importante ya que aprenden de sus madres y abuelas desde pequeñas a cuidar su melena, creando un vínculo inalterable con esos hábitos que veían practicar con devoción en el baño de casa. Y ya se sabe, lo que se aprende durante la infancia se asimila mejor y se mantiene en el tiempo. “La cultura del cuidado del cabello está profundamente arraigada en las tradiciones familiares en Italia. Desde una edad temprana, se enseña a los niños la importancia del cuidado adecuado del cabello, a menudo aprendiendo técnicas y secretos transmitidos de generación en generación. Es común que el conocimiento y las prácticas del cuidado del cabello se compartan dentro de las familias, creando un fuerte sentido de herencia y continuidad”, explica Ferretti, que insiste en que precisamente esa educación temprana fomenta unos hábitos para el cuidado del cabello que duran de por vida. Basta con recordar las palabras de algunas italianas que amamos para entender esta tradición familiar por el cuidado del pelo que va más allá del lavado. Por ejemplo, la actriz Mitzi Peirone contó a Byrdie que fue de su madre de quien aprendió el truco de nutrir el cabello con aceite de oliva, aplicado en las puntas justo después de la ducha.
No es lo mismo nutrir que hidratar el cabello
Tras este alegato en favor de usar un producto nutritivo tras el lavado (a imagen y semejanza de como lo hacen las italianas, que lo aprendieron de sus nonas), es importante señalar que nutrir el cabello no es lo mismo que hidratarlo, aunque sean términos que erróneamente usamos de forma indistinta. Hidratar es aportar agua, pero lo que realmente funciona para la fibra capilar dañada es nutrir con productos específicos en forma de sérum o aceite. Además, la fibra capilar dañada es porosa y este tercer paso en forma de sérum nutritivo o aceite sirve también para crear una capa protectora del cabello. Sin duda, la rega del tercer paso es más que necesaria.