Por poner un poco de contexto, Zandra Rhodes se hizo un hueco en el Olimpo de la moda por ser de las primeras en subir el punk a la pasarela. Lo hizo como un experimento artístico en 1977, con Conceptual Chic. Sin embargo, una faceta más desconocida de ella entre el gran público es su investigación con los estampados ligados al look bohemio. Había estudiado textiles en el Royal College of Art de Londres, y en 1969 presentó su primera colección independiente, Knitted circles. “Era divertido, porque también estaba cortando y vistiendo esas piezas. A veces eran chifones transparentes con plumas al final. Fue una época de experimentación con todo tipo de motivos y de inspirarse a partir de chales hippies”, recuerda de aquellos comienzos.
En ese colorido pasado se han sumergido Bernardo y Rhodes para dar con un punto de partida archivístico que revisitar en la colaboración, que saldrá a la venta el 30 de mayo. “Ella y su equipo habían preparado un moodboard gigante con los estampados que pensaban que podían encajar más, y qué casualidad, eran los mismos que había visto”, sostiene la diseñadora asturiana. Uno de los motivos principales es el ‘flower button’, un print floral introducido en 1971 que incluye un botón en su centro. “Estaba paseando por los mercados de París con Karl Lagerfeld, allá por los 70. Estábamos comprando diferentes cosas y me hice con unas fichas con grandes botones de plástico. Entonces cuando volví a Londres los puse juntos como diseño y fue una de mis primeras creaciones de la década”, evoca Rhodes para Vogue España. A la flor con botón le suman volantes, tonos brillantes y otros motivos para una apuesta tan colorida como desbordante: “Parece un matrimonio maravilloso”, dice la creativa inglesa, entusiasmada.
BERNARDO BARAGANO
BERNARDO BARAGANO
Si hay una cualidad que Celia reseña de Rhodes, no es solamente su cercanía, sino también la vitalidad que manifiesta. “Quiero ser como Zandra Rhodes, pero no cuando llegue a su edad, sino ahora”, dice divertida. “Desde que la conozco ha estado dos veces en China, se ha ido a Canadá, a la India, acaba de estar en Australia y Estados Unidos donando piezas para museos, y ahora se viene a Oviedo. Tiene tantas ganas de hacer cosas y una creatividad que no cesa. Yo quiero ser así”. El secreto de la diseñadora británica para ejercitar su imaginación es llevar siempre consigo un cuaderno y dibujar todo lo que ve. “Nunca sé dónde me va a llevar, y siempre estoy buscando ideas nuevas”. Por otro lado, Rhodes, por otro lado, alaba el entusiasmo de Celia: “Me encanta ver todo lo que ha hecho”, dice, en referencia a las prendas. “Son muy llevables y felices. Te hacen sonreír al verlas”.