Durante años, las sneakers chunky reinaron con su silueta voluminosa y maximalista. Pero la moda, como siempre, gira inesperadamente hacia el lado contrario. Este otoño-invierno 2025, el nuevo objeto de deseo tiene un nombre claro: zapatillas slim. Sutiles, estilizadas y con un aura retro que remite a los años 90 y 2000, prometen convertirse en el calzado de cabecera de editoras, celebrities y prescriptoras de estilo.
La discreción elevada a tendencia
Natalie Portman, Emily Ratajkowski o Kendall Jenner ya las han incluido en su repertorio, confirmando lo que se veía venir desde hace meses: la silueta fina se impone. En un momento en el que el armario busca funcionalidad sin perder sofisticación, las zapatillas slim ofrecen lo mejor de los dos mundos. Son cómodas, versátiles y, al mismo tiempo, evocan una elegancia limpia y atemporal que conecta con la nueva forma de entender el lujo: sin ostentación, pero con intención.
Jason Howard/Bauer-Griffin
De las pasarelas al asfalto
Las firmas de lujo han sabido leer el pulso. Miu Miu ha hecho de las sneakerinas (una mezcla entre zapatilla y bailarina) un fenómeno; marcas como Bimba y Lola, Hoff o Mango apuestan por modelos satinados o en ante; mientras que clásicos de siempre como las Puma Speedcat, las Adidas Tokyo o las Onitsuka Tiger Mexico 66 reaparecen como auténticos fetiches urbanos. La línea es clara: un regreso al perfil bajo, a los materiales depurados y a una estética deportiva que no necesita gritar para ser tendencia.
Cómo se llevan
La fuerza de las zapatillas slim está en su versatilidad. Funcionan con vaqueros rectos y camisetas blancas, sí, pero también con pantalones sastre, vestidos de silueta fluida o incluso faldas lápiz. El resultado es siempre el mismo: un aire effortless que define el concepto actual de elegancia.
En tiempos donde la moda se debate entre lo excesivo y lo purista, las zapatillas slim aparecen como la opción sabia. Ni ostentación ni anonimato: equilibrio. Y esa es, quizá, la verdadera definición de tendencia.
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