La Bolsa española está viviendo en 2025 uno de los mejores años de su historia, destacando sobre la gran mayoría de mercados bursátiles. El selectivo Ibex 35 acumula una subida de algo más del 30% y algunos fondos que solo invierten en renta variable nacional suman más del 40%. Sin embargo, cuando se analiza la rentabilidad a muy largo plazo el relato cambia. En un periodo de 10 años, el Ibex ha generado un retorno medio anual del 8%, mientras que los fondos españoles especializados en tecnología duplican ese rendimiento.
La comparación entre dos productos refleja perfectamente está divergencia entre el medio y el largo plazo. Okavango Delta —un fondo de Abante Asesores gestionado por José Ramón Iturriaga— es uno de los mejores productos de acciones españoles este año, con una revalorización del 40,5%. Ahora bien, cuando se analiza la evolución desde 2015 se ve que no ha llegado a ofrecer una rentabilidad ni del 5% anual. En cambio, el CaixaBank Comunicación Mundial —un vehículo especializado en el sector tecnológico— avanza este año solo un 2,4% pero su rentabilidad media anual a 10 años ha sido de un llamativo 17%.

Esto se repite en todos los productos de estas dos categorías. El fondo Santander Small Caps, de Lola Solana, suma un 40,05% de retorno en 2025, con un rendimiento medio anual del 9,2% desde 2015. En cambio, el Rural Tecnológico Renta Variable, este año está plano pero en una década logra un 15% de rentabilidad media.
Beatriz Gutierrez, cogestora del fondo tecnológico de las cajas rurales desde hace más una década, explicaba en una entrevista su estilo de gestión: “al final, invertimos en las compañía que producen toda la tecnología que nos rodea, desde los iPhone de Apple, hasta Google, pasando por las redes sociales [Meta] o Netflix”. El producto, a base de seguir la evolución de los grandes índices tecnológicos y aplicar comisiones bajas (del 0,45%) se han convertido en uno de los mejores fondos españoles de las dos últimas décadas. Ahora, su mayor posición es Nvidia, el fabricante de microprocesadores.
Lo mismo ocurre con el Mutuafondo Tecnológico, que se ha situado como el mejor fondo español de los últimos 15 años, con una revalorización agregada del 800%. Su gestor, Jaime de León, se muestra convencido de que el potencial de las acciones tecnológicas “sigue siendo enorme, sobre todo por el gran impacto que va a tener la inteligencia artificial”.
Todos estos vehículos han cimentado su rentabilidad pegándose muy estrechamente a los grandes valores tecnológicos de Estados Unidos, sobre todo los llamados siete magníficos (Amazon, Alphabet, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla). Para lograr arañar algo de rentabilidad respecto a los índices, los gestores van sobreponderando algunas de estas empresas, pero no siempre es facil acertar.
Ahora el gran desafío para este tipo de compañías son las valoraciones. “Es cierto que son muy exigentes, y está por ver si toda la inversión que han realizado los gigantes tecnológicos en inteligencia artificial empieza a dar sus frutos”, apunta Rafael Peña, gestor del fondo Olea Neutral, que mantiene posiciones en Apple. Estos grupos empresariales cotizan a múltiplos de entre 20 y 60 veces beneficio. Un enfriamiento de la economía mundial podría que empezara a dudarse de su potencial, generando nuevas correcciones.
Desde la firma de inversiones Alliance Bernstein recuerdan que desde hace tiempo las siete magníficas cada vez tienen un comportamiento más dispar y “ya no se puede hablar de un grupo homogéneo”. Así, en 2025 Nvidia y Meta se revalorizan más del 30%, mientras que Apple y Tesla pierden más del 15%. “La divergencia ha sido impulsada por varias variables, entre las que destacan dos […] su exposición a la inteligencia artificial y a las guerras comerciales”.
Renta variable nacional
En el caso de los fondos de Bolsa española, su gran momento está muy condicionado por la composición del mercado bursátil, sobre todo por el peso de los bancos. El sector financiero, tras la dura reconversión vivida tras la gran crisis de 2008-2012, ha podido aprovechar muy bien el periodo de normalización de los tipos de interés. Y la cotización de los bancos ha volado. En los últimos 12 meses, el precio de CaixaBank o de Bankinter (dos bancos con presencia prácticamente nacional) se ha revalorizado más de un 55%.
Además de los mencionados Okavango Delta o Santander Small Caps, otros vehículos, como el Cobas Iberia, también bate con creces al Ibex 35, apuntándose en lo que va de año casi un 41% de retorno.
El gran debate en torno a los fondos de renta variable nacional es si tiene sentido su existencia. Para muchas gestoras, el universo de cotizadas españolas es demasiado pequeño. No hay suficiente variedad donde elegir. Ni siquiera ampliando los folletos de los fondos para que puedan comprar también acciones de Portugal.
El volumen acumulado en fondos de este tipo ha ido cayendo las dos últimas décadas. El máximo se alcanzó en 2006, con 10.800 millones de patrimonio. A finales de 2024 había menos 2.700 millones y en los últimos meses ha aumentado el volumen, pero no por suscripciones, sino por la fuerte revalorización. “Es frustrante”, explica Montse, una profesional liberal que estuvo años invertida en un fondo que replicaba el Ibex 35. “Después de años de sufrir una pobre rentabilidad, lo acabé vendiendo justo cuando la Bolsa española pegó el subidón. Creo que no repetiría invirtiendo en un fondo así”, sentencia.