Un año después, un día antes del cumpleaños de Paula, Jesús le pidió matrimonio. “Me lo pidió en el salón de mi casa. Encendió el tocadiscos, me sirvió una copa de vino y se arrodilló. Me encantó porque había sido ahí, en mi casa, donde habíamos vivido los mejores momentos de nuestra relación. Tenía los papeles de la Iglesia con él, había reservado ya todo”, comenta la novia.
Sin más dilación, la pareja pasó por el altar el pasado 31 de mayo, en la Parroquia de Santa Ana, en Triana. “La ceremonia la ofició su tío Ignacio y dio una homilía maravillosa, que nunca se me olvidará. Habló de nuestra historia, de cómo nos conocimos esa Semana Santa, de los veranos de Jesús en Punta Umbría y de los míos en Asturias. A todo el mundo le emocionó, ¡fue un regalo!”, desvela Paula. Posteriormente, se desplazaron hasta Finca Malavista, en Utrera, para celebrar el banquete con sus invitados. “Es una finca familiar, del tío de Jesús, Javier González Sánchez-Dalp. Nunca se había celebrado una boda allí, partimos desde cero en un entorno mágico. Javier es un decorador muy reconocido y, aunque no tuvimos wedding planner, tenerle a él fue algo sumamente especial”, reconoce. “No cogimos wedding planner porque queríamos que la boda nos representara. Yo adoro el caos y tengo la suerte de tener el marido más resolutivo del mundo, así que aunque la logística Madrid Sevilla fuera complicada, nos parecía divertido hacerlo juntos. Organizamos una boda a distancia, con el tiempo que nuestros trabajos nos permitían y la mayoría de las ideas nos fueron surgiendo a través de un teléfono a altas horas de la noche, pero nos reímos mucho y fue especial”, zanja.
A film love
Una noche mágica en una finca de ensueño
Los novios querían simular una noche de verano. Para ello escogieron flores de colores llamativos y velas para dar un ambiente acogedor. Decidieron hacer un seating plan con flores típicas sevillanas, como un guiño especial a la tierra que vio nacer su amor. A conseguirlo les ayudó Isolda, la novia del hermano de Paula, que es diseñadora gráfica. “Para los meseros, mi madre y yo nos pasamos los días previos creándolos usando las flores de mi pedida. Esos ratitos con mi madre en mi casa inmersas en un caos de acuarelas, flores y lapiceros fue una de las cosas con las que más disfruté. No me olvidaré nunca. A mí me encanta escribir, y en las mesas apoyamos papeles especiales que compré en Papelería la Riva, al lado de mi casa, con frases dedicadas a los invitados”, narra Paula.
“Partíamos de que nos casábamos en un lugar idílico. Javier tiene un gusto exquisito y su casa es un sueño, así que nos pusimos totalmente en sus manos. Para nosotros siempre formará un papel fundamental en el mejor día de nuestras vidas”, cuentan sobre la decoración del evento. Confiaron las flores a Ángeles Bauzano y el catering a Campuzano. De las fotografías se ocupó A film Love y del vídeo Emotion Film.