Deftones / private music – jenesaispop.com

Deftones “no han vuelto”. Nunca se han marchado. A pesar de las desgracias (el accidente y muerte de Chi Cheng) y los vaivenes de popularidad, el grupo ha seguido ahí, hasta aterrizar en 2025 una época más benévola con ese sonido de finales de los 90-principios de los dosmiles que tan bien representan. El mejor grupo de un género tan denostado como el nu-metal. Aunque Chino Moreno y los suyos siempre han ido más allá.

‘private music’ es ya su décimo disco, y sucede a ‘Ohms’ (2020). Este es un álbum continuista. Como reza el tópico, no buscan innovar sonido. Tampoco les hace falta. Lo que hacen, lo hacen muy bien: las guitarras de Stephen Carpenter y las baterías de Abe Cunningham son tan pesadas como rápidas, las ambientaciones oscuras que otorgan los sintetizadores de Frank Delgado y la personalidad de Chino Moreno presidiendo todo. ‘private music’ es otra vuelta más de tuerca a su imagen de chicos duros en lo musical pero sensibles.

Nada más empezar nos topamos con un tiro certero como ‘my mind is a mountain’. Es un pequeño placer tardo-noventero: Chino se disfraza de Blixa Bargeld durante unos segundos para introducir la canción, dejando paso a la calma versus la tensión, guitarras ora aplastando, ora dejándote respirar: muy manido, sí. Pero un muy buen primer single y puerta de entrada. Ese equilibrio entre la fiereza y el poso melancólico tan marca de la casa continúa cuando ‘my mind is a mountain’ se funde con ‘locked club’, con Chino medio rapeando/declamando.

Quizás haya momentos que, de tan tópicos, pueden hacer torcer el morro a los que no sean tru-metaleros, como el arranque de ‘ecdisis’ (¡ese tratamiento de la voz-en-eco tan a metal-electrónico de los 90!). O el exceso impostado que respira ‘souvenir’, ejemplo de que el “más no siempre es más”. O lo repetitiva que resulta ‘cut hands’. Pero incluso en esos momentos siempre hay algo que salva: el quiebro melódico de la primera, la coda instrumental final de la segunda, de una profunda melancolía casi celta… Sin embargo es esa deriva, tantas veces recorrida, lo que lo que hace tan confortable: por ejemplo, toparse con ‘infinite source’, cuya pegada e infeccioso estribillo, sumado a una atmósfera de dream-pop, la convierten en uno de los himnos de los Deftones.

Y si en ‘souvenir’ sonaban demasiado afectados, ‘cXz’ se abre casi alegre, entre palmas y los gritos-susurros de Chino. La “balada” (dentro de lo que podemos considerar balada con Deftones) ‘i think about you all the time’, es de esos casos en que coquetea peligrosamente con lo empalagoso, pero que se salva al borde del precipicio y te gana, para llevarte a la mejor canción del disco: ‘milk of the madonna’. Suena a perdido himno metalero circa 2000. Tiene todo lo que nos gusta: melodía precisa, gancho melódico, la guitarra y la batería en modo apisonadora, un riff sencillo pero demoledor y un enorme estribillo. Por tener, tiene hasta pausa dramática. Y el cierre con ‘departing the body’ mantiene el nivel.

A veces la frontera entre ser fiel a un sonido y una fotocopia de glorias pretéritas es muy fina. Pero en ‘private music’ Deftones logran sortearlo sin despeinarse demasiado. Es un disco de Deftones demostrando, muy bien, que siguen siendo Deftones.

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Farándula y Moda

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Sáb Sep 6 , 2025
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