Una boda en l’Empordà: una celebración al aire libre
Hay personas que están destinadas a estar juntas. Es el caso de Joan y Alba. Se conocieron en el colegio, pero no fue hasta años después que comenzaron a salir juntos. “Siempre hemos tenido muchos lazos en común ya que compartimos amigos de la infancia y nuestras familias también comparten amistades”, cuenta la pareja sobre cómo se conocieron. De hecho, cuando se hicieron mayores eran tan amigos que les costó un poco tomar la decisión de dar el paso hacia el noviazgo por miedo a perder esa amistad tan bonita que tenían en aquel entonces.
No era de extrañar que fuesen almas gemelas, ya que comparten muchas pasiones. La más grande de todas: los viajes. “Intentamos siempre viajar lo máximo posible visitando cada año diferentes países hasta que terminamos viviendo en Australia durante un año y después un tiempo en Bali, a partir de ahí decidimos que a la vuelta a Barcelona nos iríamos a vivir juntos definitivamente”, explican.
Fue precisamente en un viaje a Sri Lanka y Maldivas cuando llegó la propuesta de matrimonio. “Soy muy aficionada a la joyería, cuando era pequeña y viajaba con mis padres, mi padre siempre intentaba regalarle a mi madre una joya que representase ese país. Siguiendo esta tradición familiar, sabíamos que Sri Lanka es el mejor sitio para encontrar zafiros y a modo turismo fuimos a ver una de sus minas en Ratnapura, lo que no sabía es que Joan en un despiste mío mientras hablaba con el guía mandó hacer el anillo de pedida en ese instante. Casi al irnos de Sri Lanka ya lo tenían listo y Joan se lo llevo a Maldivas a nuestro siguiente destino. El 8 de septiembre coincidiendo con el aniversario de mi abuelo, estando solos en el bungaló, me pidió matrimonio.”, cuenta emocionada la novia. Aunque reconoce que siempre habían dicho que no habría boda, reconocen que nunca se puede decir nunca. Ahora, exactamente 13 años más tarde de comenzar su relación, decidieron casarse el 12 de abril en Barcelona y celebrarlo por todo lo alto el 25 de mayo junto a sus seres queridos.
Rubén Larruy
Rubén Larruy
La boda tuvo lugar en El molí de la torre d’Empordà, un lugar singular con mucho carácter e historia que está incluido en el Iventari de Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. “Saber que entre sus paredes se inspiró y pintó algunas obras Salvador Dalí fue la guinda del pastel no puede haber nada más importante que represente nuestro querido “Empordà”, desvelan.
