Cómo construir una relación sana con el ejercicio físico desde cero

Ejercicio físico sano: sin obsesiones ni obligaciones

Muchas veces, procrastinamos ir al gimnasio o practicar cualquier actividad física porque la simple idea de hacerlo nos genera pereza o rechazo. Este sentimiento, generalmente, se debe a haber desarrollado una mala relación con el deporte. La imposición no escrita de las redes sociales, sobre todo a través de aquellas personas que presumen de contar con una rutina híper establecida (a pesar de, quizás, no ser del todo cierta), favorecen a crear en nuestra mente la imposición errónea de que deberíamos estar haciendo exactamente lo mismo. Y no es así. Cada cuerpo y mente tienen sus tiempos, límites y preferencias. Entender que detrás de una rutina de entrenamiento hay también un papel mental muy importante, nos ayudará a desarrollar (por fin) una relación sana hacia el ejercicio y a dejar atrás el sentimiento de culpa.

Seguro que en más de una ocasión has escuchado el “hago deporte porque el cuerpo me lo pide” y no te has sentido del todo identificada. Sí, tienes el objetivo de hacer ejercicio, pero no encuentras la forma de hacerlo de forma natural, sin quebraderos de cabeza o disfrutando del proceso. “La base de una relación sana y duradera con el deporte está en elegir entrenar como un acto de autocuidado”, nos cuenta Laura Pérez, coordinadora fitness del Metropolitan Sant Just. “El ejercicio es algo con lo que disfrutar, no es un castigo”, nos recuerda, por otro lado, la psicóloga y creadora del método Camino Kaizen, María Martínez. “Esto es lo primero que necesitamos instalar en nuestra mente para poder realizarlo sin sentirlo un sacrificio y sin esperar a poder permitirnos dejar de hacerlo”, explica la experta.

Un cambio de mentalidad

Para empezar de cero o resetear nuestra relación con el deporte hacia un lugar sano, la clave está en trabajar por cambiar la mentalidad que tenemos frente a la idea de entrenar. “Forma parte de la vida, como comer o beber, y, de hecho, es básico para la salud”, indica la psicóloga. “El problema es que interpretamos el deporte como algo que hay que hacer de forma puntual para lograr un objetivo y luego ya nos lo podemos quitar de encima”, señala. Por eso, es primordial dejar a un lado la creencia de que hacer ejercicio físico es un check más en nuestra lista de tareas semanales o un peso que cargamos hasta que nos deshacemos de él. “Debemos encontrar el tipo y la frecuencia que podemos hacer, de forma continuada y que genere bienestar. Igual no es el que está de moda, pero es el que a ti te irá bien”, explica Martínez.

El camino correcto hacia una relación sana con el deporte, según Pérez, empieza “cuando una persona entrena porque le hace sentir bien, no solo por cómo se ve”. Y eso, en parte, es cuestión de actitud. “Llegan con ganas, respetan los días de baja energía, celebran cada progreso —por pequeño que sea— y entienden que el movimiento forma parte de su bienestar, no es una obligación ni una carga”, cuenta sobre experiencias que ha visto de primera mano en el gimnasio. Esta predisposición positiva se trabaja a nivel mental. “Cambiar el foco hacia el disfrute y los beneficios emocionales puede ser transformador”, asegura la coordinadora fitness. Además, Martínez nos recuerda otro punto muy importante sobre todo esto: “No podemos cuidar el cuerpo sin cuidar la mente”.

Marcar objetivos realistas

Para conseguir hacer ese clic a nivel mental, Martínez recomienda encontrar una utilidad real y personal, un motivo que nos mueva a hacer deporte sin exigencias. “Lo más importante, tanto en el ejercicio como con cualquier otra actividad de la vida, es saber ‘para qué’ la haces”, sentencia. “Necesitas encontrar una razón que sea única y exclusivamente tuya”, añade. “No sirve: ‘lo hago por salud’, ‘porque es bueno’ o ‘porque tengo que adelgazar’”, señala. En resumen, un “para qué” que sea realista, se adapte a ti y carezca de comparaciones.

“Es fundamental marcarse objetivos realistas, evitar compararse con otros y, sobre todo, disfrutar del proceso”, indica Pérez. “No se trata de entrenar intensamente desde el primer día, sino de crear un hábito sostenible y conectar con los beneficios que el movimiento aporta a tu salud física y mental”, insiste. Desde Metropolitan, para diseñar una rutina sensata, recomiendan empezar a hacerlo evaluando tres aspectos clave: 1) tu punto de partida físico, 2) tu disponibilidad de tiempo y 3) tus objetivos personales. “Partiendo de esta base, lo más adecuado es iniciar con 2 o 3 sesiones semanales de duración moderada, que puedas integrar fácilmente en tu rutina diaria”, recomienda la entrenadora, a la vez que recuerda la importancia de saber marcar nuestros propios límites: “Es preferible terminar con ganas de seguir que excederse y terminar frustrado o lesionado”, razona.

Tampoco tienes por qué optar por entrenamientos de fuerza en el gimnasio o por salir a correr porque el resto de tus amigas se han pasado a la moda del running. “La clave está en explorar distintas opciones hasta encontrar aquella que te divierta, te motive y se adapte a tu estilo de vida”, asegura la experta en fitness. Pilates, yoga, natación, spinning, zumba, body pump, máquinas de fuerza, circuitos… las opciones son infinitas. “Si no te gusta, no lo harás o lo harás sufriendo, y eso significa que lo acabarás dejando”, recuerda la psicóloga. “No me refiero a que te resulte sencillo, sino a que te guste. No empieces por cualquier cosa solo porque lo hagan todos”, insiste.

Ojo con los excesos

Otra parte esencial en el camino de alcanzar una rutina sana con el deporte es prestar atención a esos pensamientos rumiantes que suelen derivar en excesos y/o autoexigencia. “Parece que, cuando hablamos de ejercicio físico y como es algo bueno, ‘todo vale’ y te puedes pasar el día en el gimnasio, pero no es así”, aclara la psicóloga. Ojo cuando llegan sentimientos de culpa o malestar por no ir “lo suficiente” al gimnasio. No pasa nada por no llegar al plan que tenías establecido en tu mente. “Una adicción es algo de lo que no puedes prescindir y, cuando prescindes de ello, empiezas a notar efectos negativos a nivel emocional y físico. Esta es la mayor señal de alerta”, indica Martínez.

“En casos de obsesión, lo fundamental es recuperar el equilibrio: escuchar al cuerpo, reducir la intensidad si es necesario, priorizar el descanso e incluso recurrir a un profesional de la salud para reordenar esa relación con el deporte”, recomienda la coordinadora de Metropolitan. Porque, sí, el descanso también es otra de las claves en el desarrollo de una relación sana con tus entrenos. “Debemos incorporar días de descanso total o actividades suaves como caminar, estirar o practicar yoga. Es clave para prevenir lesiones y evitar la fatiga”, recomienda Pérez. “La recuperación no es una pausa, es parte del camino”, recuerda.

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Farándula y Moda

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