Kaitlyn Aurelia Smith busca que te dejes llevar. Tras más de una década publicando música de manera consistente, la artista californiana parece haber encontrado un balance casi perfecto entre sus ambiciones más experimentales y cierta vocación de ampliar su visión a terrenos más accesibles. ‘Gush’ es su álbum más abierto hasta la fecha, uno que sin abandonar en absoluto las texturas ambient y sinuosas de sus anteriores proyectos, abraza gustosamente las melodías pop, creando un universo rico, atmosférico y, por qué no, divertido. Todo ello, lógicamente, en sus propios términos.
Ni mucho menos encontramos aquí grandes himnos para la pista de baile ni estribillos pegadizos, pero sí una secuencia que es como un masaje para lo oídos, que fluye orgánicamente y sin aparente esfuerzo a través de sintetizadores, teclado y una voz susurrante. Smith apuesta por el minimalismo en la producción, depurando los elementos al máximo posible. Esto juega siempre a favor de un álbum que no busca grandes golpes de efecto, sino crear un viaje hipnótico y envolvente.
Aunque en él hay espacio para algunas de las composiciones más inmediatas de la artista, como ‘Gush’, engalanada con sintetizadores, vocoder y reverb. “Me gusta la forma en la que ves las cosas / Me gusta tu manera de pensar” repite sugerente una y otra vez. O en ‘The World Just Got a Little Bit More Big’, donde sube ligeramente los BPM creando una amalgama de sonidos extraños, desde pitidos hasta lo que parecen ser animales gruñendo.
En general, ‘GUSH’ está compuesto por canciones de unos 3 minutos, algo que sin duda aporta ligereza al conjunto, pero que es un arma de doble filo. Algunas producciones podrían extenderse más para desarrollar mejor sus ideas o para dejar que estas calen más en el oyente. A ‘Feel Heard’ o a la encantadora ‘Lay Down’ no les hubiera venido mal un minuto extra. En cambio, el corte de mayor duración, que se alarga hasta los 6 minutos, ‘Everything Combining’, es de los más satisfactorios. La canción se divide entre una parte electrónica y otra mucho más calmada, con sonidos celestiales que convierten su segunda mitad en un apasionante ejercicio de tensión.
Temáticamente, el disco explora las dinámicas de la atracción entre dos cuerpos. La artista intenta (y en buena parte, consigue) convertir ese excitante sentimiento de seducción en canciones. ‘Drip’ expone esta idea a la perfección, con sus constantes percusiones e inquietantes sintetizadores. También ‘Urges’, con una letra donde la cantante repite, desde el principio hasta el final, “Sigo teniendo impulsos”. En su universo, las palabras se llenan de connotaciones y se traducen en sensaciones. Smith tiene un tipo de sinestesia donde el lenguaje y el tono en el que se emplea puede provocarle un impulso físico o evocar una emoción de enorme intensidad.
‘GUSH’ sumerge al oyente en un estado de extrañeza, donde lo sensual se mezcla con lo peligroso y lo clásico con lo futurista. Kaitlyn Aurelia Smith añade a cada una de las composiciones una textura líquida y sensorial. En el juego de seducción que propone, abrirse a otra persona no es fácil, requiere valentía y riesgo, pero en esa conexión que se crea cuando dos cuerpos se muestran vulnerables el uno frente al otro, nos hace, aunque sea solo por un instante, indestructibles.