Cuando en 2017 Pablo Caballero y Nolo Botana abrieron el primer Hola Coffee en el madrileño barrio de Lavapiés, pocos sabían lo que era un café de especialidad. Ahora, con el centro de Madrid convertido en una explosión de cafeterías que trabajan este producto, sus dos establecimientos y el café tostado por ellos mismos son ya referentes no solo en la ciudad, sino en toda España. Uno de sus fuertes es haber apostado por una imagen amable y la inclusividad, entendiendo el valor de divulgar sobre esta bebida de alta calidad y hacer fácil su consumo. Los cafés que comercializan y tuestan diariamente provienen de distintos orígenes, con Brasil y Colombia siempre presentes —aunque cambian las variedades y fincas— y algunos especiales como un geisha —uno de los más singulares— de Costa Rica. También hacen su propio blend (mezcla) y tienen opciones descafeinadas. Dos veces al año, en sus cafeterías, la carta de bebidas cambia atendiendo a la temporada y en ella se refleja una de las tendencias claras en el mundo del café: el auge de consumirlo frío.
