Cuándo y con cuánto dinero empezar a planificar la jubilación | Mercados Financieros

“No confíes solo en la pensión pública. Ahorra un poquito cada mes. Diez euros, 20 euros, 50 euros y durante mucho tiempo. Fíjate un objetivo. Nunca es demasiado pronto para empezar”. La frase la podría firmar cualquier comercial de planes de pensiones de un banco español. Pero no. Quien pronunció estas palabras fue el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz. Y no se ha quedado solo en el discurso.

El Gobierno germano ha anunciado la creación de un programa por el que darán 10 euros al mes a los escolares de entre seis y 18 años para que los inviertan en un producto de ahorro para la vejez. La llamada Frühstart Rente —pensión de inicio temprano, en alemánpretende apuntalar la solidez del sistema global de pensiones animando a los más jóvenes a empezar a ahorrar cuanto antes para la jubilación. Ese dinero irá a un depósito donde será invertido para conseguir rentabilidad. Y los fondos no podrán retirarse hasta que llegue la edad de jubilación.

Ahora bien. ¿Tiene sentido que un niño sea dueño de una especie de plan de pensiones? ¿Es lógico que se priorice este tipo de gasto público? ¿Ahorrar con un horizonte temporal de 60 años no es excesivo? Pensar que un menor de edad sea el dueño de un producto financiero puede parecer una exageración. Pero en España cada vez hay más niños, también bebés, que tienen incluso un fondo de inversión a su nombre.

En los 12 años en los que el Estado alemán iría aportando dinero para los niños (de los seis hasta la mayoría de edad), estos acumularán unos 1.440 euros, aunque lo previsible es que las aportaciones vayan aumentando en paralelo al IPC. El objetivo del canciller es que estas sumas contribuyan a fomentar la cultura del ahorro para que sigan haciendo aportaciones periódicas cuando empiecen a trabajar.

El fundamento de esta iniciativa está en el trabajo del premio Nobel de Economía de 2017, Richard Thaler. En su libro Un pequeño empujón: El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad, se argumenta que las personas no actúan de una forma tan racional como postulan los tradicionales manuales de economía. Y se citan numerosos ejemplos de cómo pequeñas medidas en las políticas públicas (como esos 10 euros al mes para los niños alemanes) pueden acabar produciendo enormes cambios sociales.

Thaler argumentaba en uno de sus discursos que “hay muchas personas a la que pedirles que afronten el reto del ahorro para la jubilación es como pedirles que construyan sus propios coches”. Por eso, defiende que hay que intentar “poner a disposición de todo el mundo planes de ahorro para la jubilación, especialmente vinculados a la nómina”. El economista también defiende empezar a ahorrar lo antes posible y automatizar las aportaciones periódicas y la retirada del dinero tras la jubilación.

60 años ahorrando

Una de las polémicas que han surgido por el anuncio del Gobierno alemán es si tiene sentido ahorrar durante seis décadas para la pensión de jubilación. ¿No hay otras partidas más necesarias donde destinar el dinero público? El economista y profesor del IESE Javier Díez-Jiménez es de los que defiende que cuanto antes se empiece a invertir, mejor. “Meter dinero para tu hijo en un producto de inversión me parece una buena idea porque es un capital que no va a tocar hasta que no pasen muchos años y en el que se va a poder ir beneficiando de la magia del interés compuesto”, explica.

En otros países, la cultura del ahorro tiene mucho más arraigo. Por ejemplo, en Suiza. Allí hay que empezar a cotizar para obtener la pensión pública —el seguro AVS/AI, seguro de vejez e invalidez, por sus siglas en francés— incluso antes de tener el primer trabajo, a partir de los 20 años. Álvaro Vitorero, consejero ejecutivo de la firma Acacia Inversiones, trabajó durante años en Ginebra para Deutsche Bank. El banquero explica “lo inculcada que está allí la necesidad de reservar un dinero para la jubilación, desde muy, muy jóvenes”. Según relata, “no es que no existan las pensiones públicas, lo que pasa es que son relativamente bajas y es cada persona quien tiene que proveerse un capital para completar sus ingresos al retirarse”.

Empezar pronto no es algo caprichoso, aunque por el camino van a surgir necesidades financieras más acuciantes que la jubilación, como la matrícula para la universidad o la compra de una vivienda cada vez más inaccesible. Volviendo a la propuesta alemana, si esos 10 euros mensuales se van incrementando un 2% al año: el primer ejercicio el Estado aporta 120 euros, el segundo año 122,4 euros… y así sucesivamente. Pensemos ahora que a los 18 años, el joven (o su familia) sigue este mismo patrón. Hasta la edad de jubilación. Ahora pensemos que este dinero va a un producto que invierte en una cartera diversificada de activos (Bolsa, bonos…) que genera un retorno medio anual del 7%. A lo largo de ese largo periodo, el primer dinero ahorrado va generando rentabilidad y creando un efecto bola de nieve. A más antigüedad, mayor potencial. Para cuando se jubile, este trabajador tendría acumulado un patrimonio de 140.000 euros. Con una rentabilidad del 6% se obtendrían unos 90.000 euros.

Tensión en las pensiones públicas

El aumento de la esperanza de vida y la baja productividad hacen que en toda Europa se estén tensando cada vez más las costuras de las pensiones públicas. Reforzar el ahorro privado es una de las vías que recomiendan los expertos (desde la OCDE hasta el Pacto de Toledo en España) para garantizar que, tras la jubilación, los trabajadores puedan mantener un nivel de vida adecuado.

Manuel Álvarez Rodríguez, autor del libro Pensiones: la promesa rota, es uno de los mayores expertos del país en previsión social. Este economista y actuario fue asesor en el Ministerio de Seguridad Social durante la etapa de José Luis Escrivá y participó en el diseño de nuevos incentivos para fomentar los planes de pensiones privados en el marco de la negociación colectiva. “Tenemos que seguir avanzando”, explica Álvarez. “Una cuestión con la que podríamos mejorar mucho es implantando un sistema de adscripción automática, por el que todas las empresas tuvieran que ofrecer a su plantilla pagar una parte de su sueldo a un plan de empleo, siempre manteniendo la posibilidad de renunciar y seguir cobrando todo en efectivo”. La idea conecta con las ideas de Richard Thaler: un pequeño cambio en el diseño institucional puede generar grandes movimientos. En Reino Unido se hizo en 2012 y ha sido todo un éxito.

Los especialistas apuntan otras medidas para conseguir que haya un mayor ahorro para la jubilación. Mariano Jiménez, presidente de Ocopen (una asociación de consultores de pensiones), defiende la importancia de que mejore la educación financiera. “Llevamos años dando la matraca, pero es que es fundamental que las nuevas generaciones tengan muy presente la importancia del ahorro, y que no les tengan miedo a los productos financieros”, explica.

Planes menguantes

A pesar de las últimas reformas en el sistema español de planes de pensiones, los resultados no han sido los esperados. Al cierre de junio de este año había acumulados en planes de pensiones privados 131.000 millones de euros, una cifra muy similar a la de cierre de 2021. En los últimos cuatro años han salido 3.500 millones de euros más de los que han entrado en estos vehículos de ahorro para la jubilación. Si el patrimonio se ha mantenido, ha sido solo por la revalorización de los activos que ya había invertidos a través de los planes antiguos. El número de dueños de planes ha crecido gracias a su expansión a los trabajadores del sector de la construcción, pero su penetración sigue siendo baja: unos ocho millones de personas de los más de 22 millones de ocupados que hay en el país. Además, muchos de los partícipes de planes son funcionarios con planes de empleo en los que las Administraciones Públicas llevan más de una década sin meter dinero.

Evolución de los planes de pensiones en España

La falta de interés por los planes de pensiones se ha compensado con entradas imparables de dinero en fondos de inversión, como una fórmula más de ahorro para la jubilación. El problema con este vehículo es que el dinero no está comprometido a largo plazo, y no tiene incentivos fiscales especiales. La iniciativa de Alemania puede ser el revulsivo para que otros países europeos opten por modelos similares. Allí, las entidades financieras ya están conversaciones con el Gobierno de Berlín para diseñar ese depósito especial para que los niños vayan constituyendo poco a poco un capital para su jubilación, dentro de 60 años.

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