«Nuestra industria musical es adolescente»… ¿pero hasta cuándo?

No todos los días va uno a la sede de la CEOE. Ni a este sitio en particular, ni al Barrio Salamanca, en general. La última vez pudo ser para entrevistar a Vanesa Martín. La penúltima, para nosequé de Mónica Naranjo. La intención de BIME y la editorial LIBURUAK de Last Tour situándose en este espacio es muy clara: profesionalizar de una vez la industria musical española, aún solo una sombra de lo que podría ser, sobre todo si tenemos en cuenta el auge de nuestro idioma en el mundo del pop. Quizá algún día lamentaremos las oportunidades que estamos dejando pasar delante de nuestras narices.

El libro que nos ocupa hoy se llama ‘De pasión a profesión. Manual de Industria Musical’. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, presenta el acto a las 9.00 clavadas -nada de retrasos en la CEOE, cómo se nota que no se lanzaba un cartel o algo así-. Garamendi se queda un total de 7 minutos y después se excusa porque se tiene que ir «a la tele». Pero al menos tiene tiempo de contarnos dos cosas.

La primera es que tiene un hijo músico, en concreto este. Y la segunda y más enriquecedora es que la cultura representa el 3,5% del PIB español, y unos 700.000 puestos de trabajo. «La cultura es empresa porque genera riqueza», comienza diciendo, relacionándolo también con el turismo. Solo al final apostilla que «las empresas son también personas», quizá consciente del duro público de la jornada, que terminaría preguntando por los fondos de inversión que inundan la escena, cuando él ya estaba muy lejos de nuestro alcance.

«De pasión a profesión» es un tochazo en dos tomos, que el editor Jon Icazuriaga presenta dividido en 6 partes. Las inquietudes del artista, la inteligencia artificial y hasta el periodismo musical aparecen diseccionados, pero el plato fuerte parecen los tres últimos bloques: la música grabada, los derechos editoriales y la música en vivo. El libro explora cómo el sector ha estado marcado por su tradición autodidacta, lo paulatino que está siendo que la música deje de ser una pasión para terminar siendo una profesión para muchos, y lo que puede venir en el futuro. «La IA no se cansa, no tiene crisis creativas, ni reclama derechos», indica la experta Vanessa Jiménez Serranía.

Preguntado por la profesionalización del sector en España respecto a otros países, Icazuriaga cree que «Estados Unidos sigue siendo el gran mercado referente». También Reino Unido, desde los 60, por cómo han trabajado las «estructuras formativas» y por lo bien percibe la sociedad anglosajona a la propia industria musical. Icazuriaga cree que las cosas mejorarán en España cuando los propios ciudadanos respeten la cultura «como se respeta, ya que estamos aquí y por decir algo, la industria del automóvil».

Isabel Villanueva, directora de BIME, ha explicado que incluso desde los fondos de inversión se percibe al sector musical como «muy inestable». Si recordamos los estragos que causó la piratería, el descontento de Spotify, la crisis de la covid, la amenaza eterna de la burbuja festivalera… nos lo creemos. Villanueva considera que aún «nuestra industria es adolescente» y detalla: «Está empezando a mostrar los primeros síntomas de madurez, pero aún estamos ahí: cuando la industria empieza a ser sólida».

¿Cómo se puede subsanar eso? Según ella por dos vías: con las inversiones en cultura que se vienen realizando desde la Unión Europea, y con la certeza -aunque no existen datos- de que el idioma español está tomando la delantera en consumo musical respecto al inglés. Las iniciativas publico-privadas también son apuntadas como necesarias, como señalan siempre distintos agentes en este tipo de eventos. «¿Subvenciones? Sí. Pero con planes de viabilidad», dicen con distintas palabras.

Es muy curioso que en el sector se mire con envidia el modo en que se organiza la industria cinematográfica. Dice Villanueva que «va por delante porque trabajan con una voz única, es una industria sana, de la que tenemos mucho que aprender». El cine está en esa posición, cuando es la música en español la que parece encerrar más posibilidades comerciales. Hoy por ejemplo encontramos entre los 100 temas más reproducidos del mundo varias canciones en castellano de Béele, obviamente Bad Bunny y también el mallorquín Rels B.

Por si sirve de algo sobre lo orientada que va nuestra «industria», ninguno de estos artistas con millones de escuchas a nivel global está editado por una major. El sello de «La Plena» es Kristoman LLC, el sello de Bad Bunny es Rimas Entertainment, el sello de Rels B es Dale Play Records.



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Farándula y Moda

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