Todo el mundo se lo imaginaba encima de un escenario, pero, en los últimos tiempos, Robbie Williams ha encontrado otra disciplina artística que lo llena tanto o más que la música. El artista empezó a explorar el arte gráfico tras su primer ingreso en una clínica de desintoxicación, en los 90, y ha seguido probando con una técnica libre, sencilla y colorista para cuya consecución el mismísimo David Hockney –del que se declara fan irredento– le ofreció consejo. Tras una primera parada en el Moco Museum de Ámsterdam con una exhibición que se puede ver hasta mediados de abril, el artista llega a la sede de Barcelona de la institución con una exposición que, bajo el título Confessions of a Crowded Mind, estará abierta hasta el próximo 20 de noviembre.
“Mi trabajo es para los disléxicos, los TDAH, los depresivos, los extraños sociales, los vulnerables, los enfermos mentales, las personas que se han visto desafiadas en esta vida, que creo que todos en el planeta lo estamos ahora mismo”, contaba el artista desde las escaleras del Moco Museum de Barcelona el pasado 20 de junio, el día que se inauguró con su presencia la exposición. Junto a él, Kim y Lionel Logchies, directora y fundador del museo, se mezclaban con los asistentes. La institución ya ha visto cómo la muestra de Williams en la sede de la capital de Países Bajos ha acumulado más de 100.000 visitantes y planea repetir el éxito en la ciudad catalana.