Mezclar diferentes tonos de blanco: un guiño al torneo centenario y una oda de estilo por parte de Poppy Delevingne
Lo que hasta hace no mucho tiempo era uno de los mayores tabúes de la moda —combinar dos tonalidades diferentes del blanco— se ha convertido ahora en una opción más entre las muchas posibilidades a la hora de crear estilismos. Esta tendencia que, antes se consideraba un error garrafal, ahora es adoptada por diseñadores y las insiders como Poppy Delevingne, demostrando que las reglas están para romperse.
El color blanco es una característica distintiva y tradicional del torneo de tenis de Wimbledon que se celebra durante las primeras semanas de julio. Esta norma exigía a los jugadores vestir de blanco casi por completo –el año pasado fue el primer año en el que las mujeres pudieron evitarla para jugar más cómodas con la ropa interior visible de color más oscuro y evitar que en los periodos de menstruación ese color supusiera una fuente de estrés– durante los partidos y muchos asistentes también la incorporan a sus estilismos. Tiene sus raíces en la época victoriana cuando el blanco se consideraba apropiado para el deporte porque mostraba menos el sudor y se veía más elegante.
Poppy Delevingne acudía con su padre a la cita del tenis británica por excelencia con un total look en blanco, pero no solo en un tono de blanco sino que se atrevía a mezclar blanco y diferentes tonos en crema y crudo como un guiño a la tradición del torneo.
Las piezas esenciales de su estilismo fueron una americana de corte impecable que se ajustaba a la perfección a la forma de su torso, una camisa blanca básica de tendencia dosmilera y unos pantalones de pinza de pata de elefante. La maestría de la prescriptora de moda británica a la hora de crear el estilismo residió por completo en la combinación de volúmenes. La parte superior era ajustada y la parte inferior aportaba el movimiento gracias al tejido de los pantalones, es decir, las proporciones de su look fueron la clave de su éxito.
Karwai Tang