Se trata del vestido skater, una silueta que se inspira en los diseños que llevaban las patinadoras en los años 80 y que vivió su época dorada en los dosmiles, convirtiéndose en marca de la casa de estrellas femeninas del pop como Avril Lavigne. Seguramente lo tengas en mente, pero hagamos memoria por si no lo recuerdas en todo su esplendor. Ajustado hasta la cintura, corto y con falda ligeramente acampanada en ‘A’, estiliza la silueta como pocos y ofrece el perfecto equilibrio entre sofisticación actual y nostalgia dosmilera lo que, en términos estilísticos, significa que es una apuesta ideal no solo para disfrutar una tarde si lo combinas con zapatillas deportivas o cualquier otro calzado plano, sino también en garantía de éxito para una noche de verano si lo acompañas de unas sandalias de tacón.
Instagram content
This content can also be viewed on the site it originates from.
Hasta mediados de los 2000, el vestido skater era un must have cada fin de semana si planeabas salir de fiesta. En Estados Unidos, su rotundo éxito se debió, en parte, a la interpretación por parte de American Apparel con su Disco Skater, la misma silueta, pero en un tejido brillante como el lamé. La marca estadounidense marcó, sin duda, un hito en la historia de la moda de esa época, no solo porque todos sus productos se fabricaban en Estados Unidos, sino porque supo captar el espíritu de ese momento con diseños ultrasencillos pero sexy –en 2014, su fundador, Dov Charney, fue destituido de la empresa a raíz de acusaciones de abuso sexual y mala gestión financiera, pero eso es otra historia–. A partir de 2015, el vestido skate comenzó a desaparecer poco a poco de la escena nocturna, pero en realidad nunca se ha ido a ninguna parte, solo que ha adoptado formas diferentes.