Barry B tira hacia delante, y hacia arriba. Desde el lanzamiento de ‘CHATO’, y constantemente entre las guitarras y los 808s, el artista arandino está rompiendo poco a poco el molde del mainstream, o lo que eso signifique. Hace 6 meses, hablamos con él con motivo del lanzamiento de ‘Infancia Mal Calibrada’. La conversación es tan reveladora como atemporal, pero era necesario actualizar sus palabras por todo lo que ha sucedido en su carrera en tan poco tiempo, por lo que esta semana hemos vuelto a hablar con él. Este reportaje alterna ambas charlas.
Desde marzo de 2025, Gabriel Barriuso ha sido nombrado por Forbes el ‘Best Next Gen Music Creator’, ha colaborado con Aitana en la canción ‘TRANKIS’, ha lanzado el EP de ‘Infancia Mal Calibrada’ y ha agotado su tercera Riviera. Sobre esta hazaña, nos cuenta que «estaba preparado para ello»: «Sin ser flipado, porque cuando vendí la primera sí que aluciné, pero ahora, de alguna manera, estoy preparado».
Su nuevo EP, formado por 7 nuevos trallazos, representa el principio del resto de su carrera. Él mismo cuenta que era «mucho menos conocido» cuando lanzó ‘CHATO’, por lo que este proyecto es el primero en el que ha tenido todos los ojos puestos en él: «Se ha ido generando una especie de expectativa, y no sé si la hemos superado, pero va muy bien», nos cuenta.
La marca Barry B está presente en todo el proyecto: bangers de rock alternativo mezclados con toques del urbano que exhibía en sus inicios. Uno de los cortes más electrónicos, ‘Monster Truck’, resulta estar inspirado por Charli xcx y su ‘brat’: «No iba a caer en la breva de hacer todas iguales, porque en España o haces una cosa o la otra, y quería darle la vuelta a todo ello». Por otro lado, y al igual que ocurrió con la conmovedora ‘El lago de mi pena’, «las tristes siempre funcionan».
Es el caso de ‘VICTORIA’, en la que Barry habla sobre el «acento extraño» que tiene desde que se mudó a Madrid a la vez que reflexiona sobre todo lo que ha logrado. Es uno de los temas mejor recibidos: «Son tiempos de mierda y hay canciones que te pueden dar un abrazo. ‘VICTORIA’ me lo dio». Barriuso intenta encontrarle una explicación a la conexión que provoca este tipo de canciones: «Hay temas que te dicen las cosas que estás sintiendo y creo que todos los seres humanos sentimos igual la tristeza».
En el momento de la entrevista, Barry B está en medio de su primera gira por España y nos cuenta que, en ese instante, a las personas que habían comprado la entrada de su concierto en la Sala BUT les estaba llegando un correo anunciando su primera Riviera. Un día después, lo anunciaría para todo el mundo.
¿Estás nervioso?
Un poco, tío. La puta Riviera. Ya estoy flipando.
¿Cómo estás, en general?
Estoy de puta madre. He dejado el curro. He venido a vivir con Gara (Durán). Todo bien. Todo ese frenetismo sigue estando. Ahora trabajo mucho más que cuando tenía curro. Muchísimo más, porque nadie sabía que iba a ir tan bien todo. Hay que ponerse la mochila, porque, de repente, eres tú el jefe de la movida, por así decirlo. Nunca he sido jefe de nada.
Antes tenías que equilibrar las dos cosas, ¿no? ¿Por qué curras más ahora?
No había ninguna expectativa de nada. Ahora es más serio. Antes salía del curro, me ponía a hacer canciones y ya está. Ahora mi curro es hacer canciones. Aun así, motivado. En cuanto al estilo musical, hago lo que quiero y hay un respeto por parte de todo el mundo.
¿A qué te dedicabas exactamente antes?
Técnico de domótica.
¿Cuándo lo dejaste?
El 1 de febrero.
¿Qué te dijo tu jefe?
Que no me podía decir nada. Te viene un chaval que te dice que se va a dedicar a la música y que se puede ganar la vida con eso. ¿Tú como jefe que dices? Enhorabuena. No es que me vaya a la competencia, a otra empresa o lo que sea. Me voy porque no doy abasto. Me va a explotar la puta cabeza. Se lo dije a mi equipo. En el momento en el que deje el trabajo, vamos a full. No voy a andar con medias tintas. Estoy tan acostumbrado a trabajar que no voy a parar ahora por esto. Si hay que hacer temas, se hacen. Me he apuntado a clases de canto y voy al gimnasio tres veces a la semana.
¿Nada que ver con lo de antes?
Nada que ver con el puto desgraciado ese (risas). No, pero sigue estando ahí. Lo que pasa es que veo a Diego saltar en el escenario y digo: este cabrón entrenta. Efectivamente, entrena de cojones. Tienes que estar ahí, en el pulso.
«Cuando cambiamos de batería, acabé llorando porque me sentía como un puto cacique»
¿Hay algo a lo que te esté costando adaptarte?
Las redes, un poco, porque soy muy gañán. Me cuesta mucho subir cosas.
Y las llevas tú.
Las llevo yo. Pero creo que están yendo bien. Y no doy el cringe que me creo que doy muchas veces. Todo sale de forma natural. Entonces, creo que bien, pero me cuesta mucho. Intento que sea como algo especial, ¿sabes? No como lo típico de subir un cartel y ya está, aunque sea algo guay. El resto de cosas, bien. Siempre he tenido jefes bastante hijos de puta. Me ha tocado aguantar. Ahora me tengo que aguantar a mí mismo. Eso creo que es la parte mas dificil.
¿Qué es lo que estás descubriendo con tu primera gira?
Convivir con una serie de personalidades sabiendo que tú eres el jefe. Me llevo bien con todos ellos, pero tengo la responsabilidad, es mi potestad, de decir que la están cagando, que no la están cagando. Siendo un puto hooligan, un tío que se la ha pelao toda la puta vida. Hace poco cambiamos de batería y y ahí me dio más rabia, pero si no llega musicalmente, aun siendo mi amigo, había que cambiar la movida.
Eso tiene que ser duro.
Es durísimo. Acabé llorando porque me sentía como un puto cacique. No he aprendido aún, pero supongo que tienes que saber diferenciar entre lo profesional y lo personal. Nunca he sido yo al que le ha tocado hacer eso. Siempre he sido el colega, ¿sabes? Siempre he sido el socialista. Tampoco te hace más malo ni más bueno. Simplemente es autopercepción.
Me sorprendió verte en la presentación del documental de Aitana. En mi cabeza no os ubicaba en los mismos círculos.
Ya, es que he estado escribiendo cosillas para su nuevo disco.
¿Y qué tal?
Increíble. Es acojonante, tío. He descubierto una persona de la hostia.
Creo que España también está descubriéndola ahora, por el documental.
Por eso te digo que parece que me están grabando, tío. Todas esas historias a mí me las había contado en el estudio. Es surrealista. Y nada, una artistaza de los pies a la cabeza. La reina del mainstream. Sobre todo, a nivel personal, te diría que incluso una colega, ¿sabes?
¿Fluyes igual escribiendo con Aitana?
Esa es la movida, que llego al estudio y sigo siendo esto. Yo creo que ella lo valora. Me da igual que sea Aitana. En ningún momento me pongo nervioso. Creo que me podría poner nervioso si está Liam Gallagher delante. Joder. Ahí es donde me cago encima, pero no sé. Con Aitana no.
‘CHATO’ te ha cambiado la vida. Es un disco en el que cambias un poco de tercio, por lo que te conocía la gente. Es un disco de mucha guitarra, coqueteando con el rock. ¿Cómo viviste las primeras reacciones?
No había. No había reacciones porque no estaba en ningún lado el disco. No estaba ni en el lado en el que te reacciona el pavo más urbano, ni en el lado en el que te reacciona la peña más roquera, ¿sabes? De repente, como que se ha ido extendiendo como un arbolillo y a la gente poco a poco le va gustando más. Él solo se está consolidando poco a poco. Yo sabía que iba a ser así. Sabía que no era un disco de puro banger, machete, excepto la de Carolina Durante. Salvando esa canción, yo sabía que el resto iba a tardar en penetrar, pero la movida es que las letras estaban muy bien pensadas para que, si te escuchabas las canciones más de tres veces, te calaran dentro del hueso. Son canciones duras, la mayoría, y bastante realistas. Creo que la gente se puede sentir muy identificada con ellas.
Pero tampoco has molestado a los más urbanos, por así decirlo.
No, sigue habiendo ese respeto dentro de la industria. Me gusta tener el pie ahí porque vengo de la calle, no vengo de un colegio privado. Sí que es verdad que vengo de un colegio concertado, pero es en Aranda, que es diferente.
¿Cómo es un colegio concertado en Aranda de Duero?
Es como un colegio público de Vallecas, yo creo. Sigue siendo Aranda. Era la puta jungla eso, tío. Y un poco de mimos sí que teníamos, pero yo tuve la suerte de que luego en el bachillerato sí que fue público total. Sí que era un colegio sin calefacción. Sí, lo era.
En ‘Infancia Mal Calibrada’ continúas por esa dirección musical más rock. ¿Es el principio de algo nuevo o una continuación?
Creo que es una progresión. Es algo nuevo porque aquí sí que le meto tralla: batera, bajo y un arpegio de dos notas. Es todo lo que escucho. Lo que puedo ir a ver en un festival sería algo parecido a esta canción, no a lo otro. Entonces, creo que sí es como una aproximación a lo que quiero hacer, pero es que dentro del EP hay algo megaurbano también.
Es un poco tu marca. Esos grises.
Sí, estar en los dos lados. Poder tocar en la gala de Los Xavales y que no me miren mal. Yo tengo claro que siempre tengo que tener un pie en cada lado. Por lo que me ha dado cada lugar. Sí que es verdad que luego, si vas a verme a un festival o a un bolo, vas a ver un concierto más parecido a algo de rock que de trap. Es un show que no está tan dedicado a la persona, sino al conjunto.
«Un colegio concertado en Aranda es como un colegio público de Vallecas»
Has dicho en X que es el mejor tema que has escrito. «Al nivel de Julio Iglesias».
Yo no sabía lo que era Twitter. O sea, yo Twitter lo uso para verlo y de repente puse eso y digo: «Madre mía, aquí es donde me estoy dando cuenta de que das que hablar a la peña». Para mí, si la sabes desglosar un poco, es la más tocha de las letras. Ya solo el concepto de «infancia mal calibrada» me parece lo suficientemente pesado. Como que eres un arma mal calibrada y que no te han sabido montar bien. No te han sabido afinar bien de pequeño y luego tu vida depende de eso.
Tú todo lo que escribes es un poco autobiográfico, ¿no?
Sí. Es como que se ha superado todo lo que ha pasado en ‘CHATO’ y estoy de salto al vacío con todo, ¿sabes? Y sigo aquí pese a esa movida. Luego está el «cucucú», que casualmente es el grito de ayuda en el país de Nunca Jamás, de los niños perdidos.
¿Cuándo escribiste el tema?
Te lo voy a decir. Fui a hacer la entrevista de Radio 3 a las 7 de la mañana, porque a estos tíos les da por hacer las entrevistas a las 7 de la mañana. Así es Radio 3. Y estaba amaneciendo. Es que de verdad que fue así. Para que te hagas una idea de una forma peliculera: Voy en mi Seat León, 125 caballos, TDI, a Radio 3. Elías, mi guitarrista, la semana anterior me había pasado cuatro arpegios, porque le pregunté si tenía algo por ahí. Me había pasado cuatro y le había hecho ghosting. Entonces, pongo el primer arpegio, que es este, el de ‘Infancia Mal Calibrada’. Mi hermana, el día anterior me había pasado una canción que se llamaba ‘Looking For Knives’. Buscando cuchillos. Y tenía apuntada esa frase. Me pongo a cantar en el coche y le digo a Elías: pásame el arpegio entero, tenemos canción. En dos días estaba hecho.
Volviendo a la letra. «Solo quiero volver a sentir el peso de una corazonada» me parece una frase muy real. ¿Te sueles fiar de las corazonadas?
Sí, cada vez más. Yo trabajo todo por impulsos. La movida es que antes no me fiaba tanto de mí ni de mi intuición y ahora sí. A raíz del disco, tengo la suficiente seguridad como para fiarme un poco más. Ojo, sigo contando con un buen equipo y con una gente a mi alrededor que me sabe parar los pies, ¿sabes? Porque de corazonadas uno a lo mejor se puede ir a la mierda. Las corazonadas tienen que ir unidas al cerebro, un poco, y a la parte lógica del todo.
«He tenido problemas gordos con el alcohol»
¿Cómo recuerdas Aranda?
Fui a Liverpool este invierno. Me recordó un poco a Aranda. Es que Aranda es un páramo frío en invierno y caluroso en verano. Es de extremos. En el norte además hay muchísima industria. Tienes la Pascual, tienes la Glaxo, tienes la Michelin… Los chavales, tío, y chavales de mi edad, cada vez que voy… La vida es dura y es fría. Es de pueblo de Castilla y León y entre semana los chavales van a trabajar a la fábrica con un coche que vale mucho más de lo que tienen, hipotecado hasta las trancas, igual que la casa. Los viernes se enfarlopan y beben a machete con la misma gente, las mismas pibas y el mismo tal, y sábado y domingo descansan, y otra vez. Así era mi vida hasta hace cuatro o cinco años.
En mi pueblo de Cantabria es igual. Es lo mismo.
No todos obviamente, pero es esa movida. Mucho bar. Empiezas a beber en tercero de la ESO. Y me mola, porque en Aranda siempre soy Gabriel, no Barry. Está tu familia. Es como el cielo en el infierno. La gente no te recuerda por los temas que haces. Te recuerdan porque en primero de la ESO te tiraste un pedo en clase o te burlaste de la profesora.
Hace unos años, justo cuando te ibas a ir a México a currar, te la pegaste con la moto. Ahora eres Barry B, pero también podrías estar allí trabajando o muerto, directamente. ¿Sueles reflexionar sobre este tipo de cosas?
Esa es una virtud que tengo, y es que siempre voy hacia delante. Vale, me la he pegado. Venga. Me apetece hacer música porque me la he pegado y ahora no estoy en México, pero si hubiera estado allí seguramente habría tirado hacia delante. O me habría pasado otra cosa. O habría vuelto… Nunca se sabe. Me paro a pensar solo cuando estoy escribiendo canciones, pero en la vida en general estoy obcecado en tirar hacia delante. No me paro a pensar mucho en lo que me vaya a pasar. No tengo grandes expectativas de nada, nunca. Nunca. Alguna vez la he tenido en el amor, de pequeño, y no era lo mejor. Las hormonas hacen que idealices a las personas. En el resto de cosas, nunca. Voy y ya está. Voy y lo hago. Es lo que me ha dado esto. No lo he pensado demasiado. No sé si puedo explicarlo bien, pero es así como lo siento.
Tampoco es todo una gran casualidad, porque el que lo ha conseguido eres tú. ¿Has hecho sacrificios para cumplir tu sueño?
A nivel personal, sí. Yo esto nunca lo he dicho, pero yo he tenido problemas con el alcohol. Gordos. Si no, no habría tenido el accidente y todas esas movidas. No he tenido que sacrificarme para dejarlo, pero es algo con lo que he tenido que hacer autoevaluación porque la estaba liando. Por culpa del alcohol, las drogas, la noche, Aranda… Es un círculo que es algo muy normal ahí, pero que es una mierda. Mi madre ha pasado una depresión tochísima. Sentir que no puedes estar ahí para ayudar… No sé cómo explicarlo. No sé si es un sacrificio. Me he ido de Aranda, pero ha sido por algo mejor. Algo que me hacía más feliz. Ha habido cambios en el ambiente profesional que he tenido que hacer para pensar en mí y en el proyecto. Cambios de alineación en el grupo, que pensaba que no iba a pasar nunca, cambios de amistades para centrarme más en esta movida… No han sido sacrificios del todo porque sabía que era lo que mejor me convenía. Si esto sale bien, espero que los más beneficiados sean mis viejos. Siempre se dice, pero joder, tío, eso sí que es la vida de Aranda y de pueblo. 14 horas diarias trabajando en un puto restaurante para nada. Es una matada. Tabajar de manera esclava. Si esto sigue adelante, lo mejor que se puede hacer es que ellos salgan de toda esta vorágine de mierda. Más que un sacrificio, ha sido una bendición que me haya pasado todo esto y que no me haya consumido el mundo de la noche, porque eso le trajo mazo sufrimiento a mis padres. O sea, las cosas que te puedas imaginar rollo ‘El lobo de Wall Street’, mis padres lo han visto. Y eso no mola nada. Han sido decisiones difíciles de tomar, pero ya estaba tanto en el pozo que era muy difícil entrar más en el pozo. Lo demás era escalera y para arriba. Creo que es algo natural. La gente tiene que emigrar, buscarse la vida. Al final, para todos, acabará saliendo bien porque es lo que había que hacer.
Hay que tener fe.
Sí, mucha.