Silvia Retana. Estilismo: Patricia López.
#3. Las comidas principales, mejor con luz del día
Sabemos que no siempre es posible –con las jornadas laborales actuales y el ritmo de vida frenético, es prácticamente imposible cenar a las 6 de la tarde–. Pero siempre que sea viable, tal como recuerda Jana Fernández, es preferible que las ingestas principales del día, las más calóricas, se hagan con luz del día porque es para lo que primitivamente está preparado nuestro organismo. En el caso de la cena de este domingo tras el cambio de hora es especialmente importante intentarlo. “Así vamos bajando revoluciones y segregando melatonina. De este manera nos entrará sueño a una hora prudente”.
#4. Ser amable con nosotras mismas
Este es el hábito más necesario de todos (y puede que el más complicado a veces). Teniendo en cuenta que necesitamos adaptarnos al cambio, Jana Fernández aconseja “tratase con cariño” y darnos un respiro, rebajado exigencias si es necesario. “Es importante no exigirse rendir a tope en cuanto a la actividad física, aprovechar la luz natural, no abusar de la cafeina para no prolongar el tiempo de adaptación…”, afirma.
#5. Activar el filtro de luz roja del móvil
La luz azul del móvil, por la noche, tal y como explica el experto en nutrición y bienestar Endika Montiel, suprime la melatonina y eleva la glucosa, lo que impide descansar bien. Por eso, y aunque lo más recomendable siempre es que el teléfono esté fuera del dormitorio, activar el filtro de luz roja de los teléfonos móviles a partir de las ocho de la noche. De esta manera, se suavizan los efectos excitantes que puede tener la luz azul. Otra alternativa más recomendable aún son las bombillas de luz roja para los dormitorios. “La información lumínica, en este caso el escaso contenido en luz azul de las últimas horas del día, permite que comience la secreción de melatonina en el cerebro, que es la hormona inductora del sueño. Por eso se recomienda que con la luz eléctrica intentemos reproducir dentro de casa ese tipo de información lumínica, rojiza, cálida y tenue”, concluye Fernández.

