Finance bro en modo irónico: ¿por qué queremos vestir como banqueros desaliñados?

Ocurre también que la burguesía intelectual hace décadas que ha renunciado a los elementos estéticos entendidos como old school. Por eso en una boda como la que se narra en la versión audiovisual de La amiga estupenda, de Elena Ferrante —como recuerda Brigitte Vasallo en su ensayo Lenguaje inclusivo y exclusión de clase (Larousse, 2021), el invitado de clase trabajadora es el que cumple con la etiqueta de manera más estricta, mientras que el burgués se permite el lujo de desabotonarse y prescindir de la corbata.

Volviendo al tiempo presente, en TikTok la etiqueta finance bro ya acumula 123 millones y se ha convertido en una de las más recurrentes en esta red social. Propios del sector, pero también ajenos, convierten su trabajo en un estilo de vida sobre el que bromean, pero que en el fondo les enorgullece. Los clips más preocupantes en términos de género los protagonizan mujeres que buscan —quizás también de manera irónica– a un hombre con una carrera en finanzas y un fondo fiduciario, de un metro noventa y cinco y con los ojos azules.

Otros vídeos funcionan como un tutorial de moda al uso tratan de explican cómo debería vestirse adecuadamente un finance bro y entre los trabajadores de Wall Street se incluyen chalecos de Patagonia que jamás aceptarían en Londres. El experto en la materia desgrana las principales diferencias. “Históricamente, la sastrería inglesa tendía a ser más armada y presentaba una pinza que daba más forma a la cintura. Por el contrario, la estadounidense se definía por una línea de hombros más suave, sin pinzas, con una abertura trasera superpuesta y solapas terminadas a máquina en vez de estar cosidas a mano como ocurre en Europa”.

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¿Pero por qué es ahora y no antes cuando sentimos esta inclinación por emular a los finance bros? Si atendemos a los dictados de la industria de la moda, Miu Miu ya nos acercaba en marzo de 2023 a la microtendencia después bautizada como office siren, y meses después la firma italiana proponía camisas con cuellos mal colocados y náuticos desgastados. Aunque esta relectura del uniforme de aquellos hombres que se reúnen cada día para ver cómo suben o bajan sus acciones ya la había planteado Balenciaga en mayo de 2022 con su desfile más corporativo hasta la fecha y celebrado en la mismísima Bolsa de Nueva York. La firma lo apostaba todo al látex negro, las gabardinas hasta los pies y los pussy bows. Ni rastro de camisas de rayas, de chalecos o de zapatos Oxford lustrosos.



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