¿Los hábitos saludables tienen también un lado oscuro?
Desde hace algún tiempo, han salido a la luz multitud de métodos que prometen hacer nuestras vidas más fáciles, productivas y felices. Levantarse a las 5 de la mañana para escribir tus pensamientos en una libreta, meditar al menos 10 minutos al día, llevar una agenda que te permita organizar mejor tus rutinas, aplicar tal o cual técnica de concentración… Y así hasta el infinito. Lo cierto es que todos estos hábitos son tan saludables como inútiles, si no somos capaces de saber qué objetivo perseguimos, qué nos aporta la práctica en cuestión y si será sostenible en el tiempo como para ver resultados.
¿Nos dejamos llevar por modas que poco se adaptan a nuestro estilo de vida? Posiblemente. A menudo, adquirimos hábitos que en un momento concreto nos ayudan a prosperar y conseguir ciertas metas, aunque con el paso del tiempo algunos de ellos pueden quedarse obsoletos, por lo que conviene revisarlos periódicamente, como explica Ana Asensio, psicóloga y doctora en neurociencia, quien añade que “un hábito será beneficioso cuando sea útil, se adapte al momento vital, nos produzca un bienestar a corto medio o largo plazo y podamos ser conscientes del orden que trae a nuestra vida, pero sin volvernos rígidos o sin caer en la inercia inconsciente”.
¿Qué son los hábitos y cómo pueden ayudarnos?
“Los hábitos son comportamientos o acciones que realizamos de manera regular y casi automática en nuestra vida diaria. Se forman a través de la repetición y se arraigan en nuestro sistema automático e inconsciente, lo que implica que no requieren mucho esfuerzo consciente para llevarse a cabo una vez establecidos. Se sabe que una acción ya es un hábito cuando sale sin pensarlo”, arguye la experta, e incide en que el cuerpo funciona mucho mejor cuando le damos la ruta clara y esta se repite.
La autora de ‘Neurofelicidad’ recupera una serie de ventajas que nos aportan los hábitos:
- Eficiencia mental: Nos permiten realizar tareas cotidianas sin gastar demasiada energía mental. Esto libera espacio en nuestro cerebro para pensar y concentrarnos en actividades más complejas o novedosas.
- Establecer una rutina diaria: Esto proporciona estructura y estabilidad a nuestra vida, especialmente útil en tiempos de estrés o incertidumbre.
- Mejoran el bienestar general: Los hábitos que son saludables, como hacer ejercicio regularmente, comer de manera equilibrada o dormir bien, pueden mejorar significativamente nuestra salud física y mental.
- Facilitan el desarrollo personal: Por ejemplo, el hábito de estudiar diariamente puede llevar al éxito académico, y el hábito de ahorrar puede asegurar estabilidad financiera.
- Menos estrés: Los hábitos pueden proporcionar una sensación de control y predictibilidad en nuestra vida, reduciendo así el estrés y la ansiedad.
- Autodisciplina: Establecer y mantener hábitos requiere autodisciplina, que a su vez se fortalece con el tiempo y facilita la adopción de nuevos hábitos y el cumplimiento de objetivos más desafiantes.
¿Cuándo es el momento de deshacerte de un hábito?
Hacer un escáner periódico a nuestras rutinas, comprobar el nivel de claridad mental con la que proyectamos y el orden que nos rodea, hará que seamos más conscientes de si estamos optimizando esas herramientas. “Revisar y ajustar los hábitos es esencial para mantenernos alineados con nuestras metas y adaptarnos a los cambios en nuestra vida, lo cual promueve el crecimiento personal y la mejora continua”, nos cuenta Ana Asensio, quien aporta 4 indicativos de que un hábito podría estar obsoleto: