La pedida de mano llegó en agosto de 2022 en un viaje a Ibiza y Formentera. “Uno de los días teníamos alquilado un barquito para pasar la mañana por las calas de Formentera y ese fue el momento elegido por Jorge. Fue súper especial y para mí en el lugar y día perfecto, sobre todo un momento súper íntimo y de los dos, porque si algo le hice saber a Jorge hace mucho tiempo es que no quería una pedida pública”, recuerda la novia.
La boda finalmente tuvo lugar el pasado 22 de junio. La ceremonia la celebraron en el Monasterio de la Cartuja, un lugar solemne y barroco, justamente lo opuesto al espacio en el que celebraron el banquete, el Cortijo de Enmedio. “Teníamos claro que queríamos celebrar nuestra boda en un cortijo con aires muy andaluces, cuando visitamos Cortijo de Enmedio nos enamoramos porque era todo lo que buscábamos”, confiesan.
Un vestido de novia desmontable lleno de fantasía
Para su día B, la novia se puso en manos de Reguillo Studio. “Al empezar con la búsqueda de vestido escribí a muchísimos Ateliers, pero fue conocer a Paloma y saber que sería ella porque conectó de inmediato con lo que yo buscaba. Tiene muchísimo talento y visión, además, para mí su juventud e ilusión era un pro a la hora de hacerme el vestido”, reconoce la novia.
Así pues, Reguillo Studio elaboró un vestido recto asimétrico en el escote y la manga, combinado en el cuerpo crepe mate y crepe satén al tono. Mangas y cola confeccionadas en bambula de seda 100% con bajo recorrido por más de 8 metros de boa de plumas de avestruz. “Para aportar dinamismo y frescura del traje buscamos un tejido muy ligero para las mangas y la cola, una bambula de seda que daba movimiento y fluidez al traje rematado con las plumas, grandes protagonistas del diseño”, cuenta Natalia. ¿Lo mejor? El vestido se iba desmontando a medida que avanzaba la celebración, permitiendo la máxima comodidad para la novia.
Alejandro Onieva
Alejandro Onieva
Como zapatos eligió el modelo Rosie de Jimmy Choo. “Los elegí porque iban a la perfección con el vestido por los detalles satinados y por los cortes asimétricos del talón como los de la espalda del vestido). Fue verlos y pensar que estaban hechos para mi vestido. Yo estoy acostumbrada a llevar tacón alto y fino y no me imaginaba ese día con otro tipo de zapato”, nos dice la novia. Sin embargo, cuando llegó la fiesta, decidió cambiarse los zapatos y llevar la sandalia Penélope en tono salvia de Flordeasoka. Estos últimos zapatos combinaban a la perfección con sus pendientes de MdePaulet: “Tenía claro que mi vestido sería el gran protagonista, por lo que no quería saturar con demasiados complementos. Decidí centrar toda la atención en un único complemento, unos pendientes extremadamente especiales, súper bonitos y delicados. De primeras mi intención era llevar unos pendientes sencillos, pero un día de casualidad tenía la tarde libre y visité el showroom de MdePaulet con mi madre, los vi y cambié de opinión radicalmente, aunque no los encargué hasta 6 meses después, pues no quería comprar los pendientes antes de tener el vestido más avanzado”.