El 8 de septiembre de 2022, día de la muerte de la reina Isabel II, Kate Middleton se convirtió en princesa de Gales. Sin embargo, parece que, al menos durante un tiempo, la princesa no estaba segura de heredar el título real más famoso.
Según un nuevo libro del periodista Robert Jobson, Catherine, the Princess of Wales, a Middleton le desalentaba la perspectiva de compartir título con la difunta princesa Diana. «Al casarse con el hijo mayor del príncipe Carlos, Catherine era consciente de que algún día tendría que seguir los pasos de su difunta suegra, pero la perspectiva de convertirse en princesa de Gales no le atraía demasiado», escribe Jobson. «Sabía que inevitablemente sería comparada con Diana, cuya prematura muerte había provocado un tsunami de enfado y dolor. Y tenía razón. Las similitudes y diferencias entre las dos mujeres se analizaron hasta la saciedad, e incluso se discutieron en la Casa Real». Jobson asegura que Kate se planteó optar por otro título.
Finalmente cambió de opinión y asumió el título cuando su suegro subió al trono en 2023. Sin embargo, la princesa de Gales no es ni mucho menos el primer miembro de la realeza preocupado por la alargada sombra de Lady Di.
Camilla Parker Bowles, ahora reina consorte, optó por no utilizar el título debido a su asociación con Diana. No le preocupaban necesariamente las comparaciones, sino las reacciones en contra, dado que Camilla y Carlos ya se amaban en secreto cuando él aún estaba casado con la difunta princesa. En los años 90, el escandaloso adulterio se destapó de golpe y porrazo en el libro de Andrew Morton, Diana: Her True Story, cuya fuente principal (aunque extraoficial) era la propia Diana. Dos años después, Carlos admitió el romance en la televisión nacional. Camilla se convirtió en la villana de los tabloides y se volvió muy impopular entre el público británico, que adoraba a Diana.
A lo largo de los años 90 y principios de los 2000, la reputación de Camilla siguió siendo la de «la otra», pero la opinión pública empezó a cambiar cuando se casó con Carlos en 2005, aunque ella siguió rechazando el título de princesa de Gales. Camilla era muy consciente de su asociación con Diana, que había muerto ocho años antes, y también de que muchos la culpaban de haber arruinado el matrimonio real («Bueno, éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco abarrotado», dijo Diana en la BBC en 1995). En su lugar, Camilla optó por el título más neutro de duquesa de Cornualles.